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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

Un Senado más papista que el Papa


Por: Rafael Puente
Hace unos días nuestros senadores y senadoras nos han sorprendido con la aprobación de una ley que establece una renta vitalicia para presidentes y vicepresidentes del nuevo Estado Plurinacional, en contra de la decisión públicamente comunicada por el presidente Evo Morales, en 2007, en el sentido de que su posición era suprimir esa renta que antiguamente se pagaba, y en todo caso de no cobrarla nunca ni él ni su Vicepresidente.
Con dicha declaración Evo se mostraba consecuente con el principio de austeridad con que había iniciado su mandato rebajando sustancialmente su propio sueldo, y consecuente también con el sentido mismo del ejercicio de la autoridad, entendida ésta como un verdadero servicio, y no como uno de tipo lucrativo –en el sentido neoliberal de la palabra que se refiere a un servicio que se vende y se compra– sino como un servicio oneroso en el sentido tradicional de nuestras culturas originarias.
Y ahora el Senado –con la respetable excepción de Eduardo Maldonado– aparece más evista que Evo y nos sale con una ley que contraría aquella consecuente decisión de nuestro Presidente. ¿Qué pasa, que nuestros asambleístas temen que al terminar sus mandatos Evo y Álvaro no tengan cómo ganarse la vida? Creo que ambos han demostrado –cada uno a su manera– que tienen capacidad de sobra, y también juventud de sobra, para ganársela (además de que están aportando al Fondo de Pensiones como cualquier funcionario), sin necesidad de que el Estado les pague ningún bono de cesantía.
No parece ir por ahí la explicación.
¿Será entonces que los compañeros y compañeras del Senado simplemente quieren quedar bien con el Presidente? Espero que no, porque si fuera así estaríamos ante un caso deprimente de llunk’erío, que es justo lo que menos necesitamos en estos momentos, y que nos recuerda la actitud de la Asamblea Departamental de Oruro con el lamentable tema del aeropuerto.
Esperamos pues que nos expliquen mejor la idea, porque eso del “principio de equidad” –respecto de otros mandatarios– no resulta convincente: ¿quién ha pensado nunca que nuestros mandatarios, representantes reales del pueblo de abajo, deban estar en una situación económica personal que pueda considerarse “equitativa” respecto de ex mandatarios que representan a la casta dominante? Busquen otro argumento, senadoras y senadores, pero sobre todo aténganse a las declaraciones del propio Presidente.
En todo caso algo les debe resultar incongruente a ustedes mismos/as cuando se esmeran en aclarar que no se trata de una “renta vitalicia”, sino de un “reconocimiento” (otros dicen un “bono”), como si con el cambio de nombre cambiara la cosa misma.
Si empezamos a utilizar la gramática para justificar incongruencias, cualquier día nos podremos encontrar con una ley que apruebe la presencia de bases militares extranjeras, sólo que con el nombre de “asentamientos castrenses”; o con la legalización del contrabando por la vía de llamarlo “comercio exterior con participación y control social”; o con la legitimación del latifundio improductivo bajo la careta gramatical de “gran propiedad agraria de reserva”.
No, compañeros y compañeras del Senado, no es aconsejable jugar con el lenguaje, y menos aún sacar leyes que dañan el mismo núcleo ético de este proceso de cambio, ya bastante dañado de otras incongruencias. Llamar a las cosas por su nombre y concentrarse en los problemas importantes ¿no es parte esencial del Vivir Bien?
Rafael Puente es miembro del Colectivo Urbano para el Cambio (CUECA) de Cochabamba.

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