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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

El MAS no ha roto la hegemonía conservadora


Por: Helena Argirakis Jordán
Luego de analizar el resultado de las elecciones departamentales en Santa Cruz y constatar el reposicionamiento político-electoral-territorial del Bloque de Poder cruceño, y a pesar de la derrota político-militar, entre 2008 y 2010, de la facción radicalizada de dicho bloque, podemos completar el ejercicio revisando el resultado electoral de las alcaldías del país, pero con especial atención el de la región de Santa Cruz.
Dicho análisis del escenario postelectoral nos ayudará a verificar las territorialidades del poder y a confrontar la posibilidad tanto del deslizamiento como de la mutación del clivaje regional (la vieja contradicción Estado-región) hacia los ámbitos institucionales del Pacto Fiscal y de la aprobación del Estatuto Autonómico cruceño. Para esto, proponemos un análisis de escenarios combinados, explorando la dimensión local o municipal de la configuración del voto, pero contextualizado por las tendencias departamentales, y confrontado con la configuración del campo político nacional.
Planteamos que la correlación de fuerzas del Bloque de Poder cruceño adquirida en las elecciones departamentales y municipales permite a dicho bloque proyectarse nuevamente hacia lo nacional (luego de un compás de espera de casi una década), en razón de que el departamento en que el MAS pierde en la correlación de fuerzas electoral, tanto en la Gobernación como en la mayoría de los municipios, es precisamente Santa Cruz.
A pesar de que el MAS-IPSP (Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos) sigue siendo la única fuerza política con alcance y representación nacional, ensayamos la idea de que el resultado de las elecciones subnacionales en Santa Cruz puede llegar a significar una inflexión en el devenir del proceso de cambio, más aun en vista a los recientes resultados de la Cumbre Agropecuaria realizada en la capital cruceña —a causa de las lecturas políticas, tratamiento y pactos que han realizado los operadores políticos del MAS en Santa Cruz.
Si bien los recientes resultados electorales subnacionales del MAS en la capital oriental son producto de una cadena de decisiones y opciones políticas asumidas por el oficialismo desde 2009 y 2010, la constatación fáctica de esta acumulación política se produce ahora —a partir de marzo de 2015— evidenciando un punto de bifurcación en la ruta crítica e histórica del MAS. En otras palabras, el devenir histórico del proceso de cambio necesariamente pasa por las relaciones del oficialismo de Gobierno con Santa Cruz.
Ingresando en un análisis de la territorialidad del poder, en las elecciones subnacionales de 2010 el MAS obtuvo 222 de 339 municipios existentes en el país; sin embargo, a la fecha el MAS controla alrededor de 226, quedando la correlación de fuerzas electorales plasmada en resultados globales que reflejan la nítida presencia del MAS en el territorio nacional.
Los casos excepcionales a la regla son los departamentos de Beni y Santa Cruz. En el caso del primero, las correlaciones de fuerzas electorales están casi empatadas con el manejo de 9 municipios a favor del oficialismo frente a 10 en manos de dos fuerzas de la oposición (MNR y NACER); mientras que en el caso cruceño, la distancia se ahonda en desmedro del MAS, que maneja 21 municipios, frente a 35 controlados entre 6 siglas de la oposición política: de 56 municipios cruceños, 23 los manejan los Demócratas (MDS), del reelecto gobernador Rubén Costas; 4 el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR); 4 la sigla ASIP; 2 el Nuevo Poder Ciudadano (Germán Antelo), 1 la sigla Voces (el municipio de La Guardia); y el municipio de Santa Cruz de la Sierra (en manos de Santa Cruz Para Todos, SPT, del reelecto alcalde cruceño Percy Fernández).
Indudablemente, los números globales en perspectiva del campo político nacional son aplastantes a favor del MAS; evidencian el monopolio de dicha sigla en el sistema de partido predominante en el ámbito nacional y la inexistencia de una oposición consolidada en términos de entidad política compacta, uniforme y con propuesta política de alcance nacional.
Por su lado, la presencia de las oposiciones políticas son locales, territorializadas, fragmentadas y dispersas, salvo en los casos de Beni y Santa Cruz, donde las oposiciones locales han trabajado el territorio como enclave y han formado vórtices políticos en torno al MDS y al MNR.
El análisis de la territorialidad del voto nos muestra quizá una tendencia en formación: el deslizamiento del clivaje regional del campo político nacional de retorno al territorio y la mutación de los dispositivos políticos estratégicos y discursivos, hacia el debate del Pacto Fiscal y la aprobación del Estatuto de la Autonomía Departamental en los términos del Bloque de Poder cruceño.
En otras palabras, con las renovadas correlaciones de fuerzas electorales en el ámbito de Gobernación en el departamento de Santa Cruz (59% del oficialismo cruceño frente a 31% del MAS) y con las correlaciones de fuerzas en los 56 municipios cruceños, el reposicionamiento de la disputa o tensión Estado-región vuelve a su escenario territorial de origen, posibilitando que el clivaje regional pierda todo contenido de interpelación progresista desde la lucha de clases, la deconstrucción en código étnico-civilizatorio, la reivindicación de género, generacional, de diversidad afectivo sexual, de sensibilidad artística cultural o cualquier otra diferencia o pluralismo que pudiera abrir, ampliar o diversificar el debate político en el departamento de Santa Cruz hacia una disputa planteada en los términos, códigos, sistema de sentidos y significaciones del Bloque de Poder cruceño.
Con estos resultados electorales, lo más probable es que el debate político sea definido por el oficialismo cruceño en torno a su agenda y en sus escenarios más favorables: la temática del Pacto Fiscal y la aprobación —en caja cerrada— de los estatutos departamentales cruceños.

Como corolario, el resultado de las elecciones subnacionales en Santa Cruz evidencia de manera fehaciente que se ha perdido tiempo, oportunidades políticas e históricas para la disrupción (ruptura) de la hegemonía del bloque de poder del oficialismo cruceño; por varios motivos, que exponemos como hipótesis o elementos de análisis: la subestimación (de parte del MAS) del Bloque de Poder cruceño; la debilidad o debilitamiento del instrumento político (MAS) en Santa Cruz; la constatación de la inexistencia de un voto duro del MAS en el departamento ante la reagrupación de lo plebeyo o popular en torno al populismo de derechas de los hermanos Fernández (Johnny/UCS y Roberto/ASIP); la adopción del pragmatismo como modus operandi en el manejo político del MAS en Santa Cruz; la debilidad (o ausencia) en la creación de un sujeto político del proceso de cambio en el departamento; la falta de apuesta política estratégica hacia el impulso de un nuevo sujeto económico del proceso de cambio en Santa Cruz, que al menos pudiera competir, interpelar y disputar la base material del poder a la clase dominante cruceña; además de la inacabada construcción de confianza con un núcleo dirigente o clase política de vanguardia del proceso de cambio, frente a relaciones de tutelaje, obediencia, silencio militante y/o centralismo democrático. Pero más que nada, las fallas de los operadores políticos del MAS en “leer” la complejidad, contradicciones y capas profundas de Santa Cruz.
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