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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

“Es hora de separar a patrones de trabajadores dentro del cooperativismo minero”



Entrevista a Alfredo Rada Vélez
¿Cómo puede explicarse este conflicto con los cooperativistas mineros?
Se explica en el contexto de una situación económica que se deteriora por el impacto de la caída de los precios internacionales de los minerales, además de los otros exportables que tiene Bolivia (gas, soya, quinua entre otros). Ante esta caída la dirigencia del cooperativismo minero, en la que predominan cada vez más los sectores patronales que han acumulado poder económico al interior de las cooperativas, reaccionan violentamente buscando tres objetivos: 1) Lograr más subvenciones y financiamientos estatales destinados a su sector, 2) Preservar dentro de las cooperativas las formas flexibilizadas de explotación de la fuerza de trabajo, 3) Lograr el reconocimiento de facto de las sociedades entre el capital manejado por los patrones cooperativistas con el capital privado nacional y extranjero.
Los tres objetivos tienen un claro contenido de clase, en este caso de una nueva burguesía que en la última década fue incubándose en las cooperativas más grandes hasta que éstas dejaron de ser “entidades sin fines de lucro” para convertirse en empresas capitalistas semiformales. Ahora bien, si el movimiento tiene orientación patronal, ¿cómo logran movilizar a grandes contingentes de trabajadores? Lo hacen convirtiendo su interés particular en interés general bajo la consigna de “estabilidad laboral”; los patrones les dicen a los peones: “si no te movilizas para que el gobierno nos atienda entonces dentro de un tiempo ya no tendrás trabajo”. De esta forma los jerarcas del cooperativismo minero (los socios más antiguos) se aprovechan de una base social a la que convierten en grupo de choque, que actúa con la saña que mostró en el brutal asesinato del compañero viceministro de régimen interior, Rodolfo Illanes.
¿Cómo pudo ocurrir que esta fracción patronal se adueñe de las organizaciones que representan al conjunto del cooperativismo minero?
Porque dentro del gobierno el tema de la política hacia el cooperativismo minero nunca fue resuelto bajo un enfoque revolucionario. Se comete el error de considerar al conjunto de la Federación Nacional de Cooperativas Mineras (FENCOMIN) como entidad aliada, sin ver que a su interior se han ido constituyendo clases sociales, una burguesía semiformal por un lado y por el otro un proletariado precarizado, al que como gobierno debíamos sumarlo para el proceso de cambio apoyando su organización y defendiendo sus derechos laborales de los abusos que cometen los patrones. En otras palabras, dotarnos de una estrategia que diferencie la base laboral de la jerarquía patronal dentro de las cooperativas. En vez de esto se confiaba en los dirigentes, muchos de ellos afines al gobierno no por convicción y principios, sino por interés y conveniencia.
Este tema de los patrones y los trabajadores es el tema medular, por ello mismo no es casual que lo que originó este conflicto fue la aprobación en la Asamblea Legislativa de una ley que reconoce a los sindicatos dentro de las cooperativas. Si al interior de las cooperativas mineras crece la tendencia hacia la autorganización de los trabajadores, que eso es un sindicato, entonces una de las fuentes del poderío económico de los patrones –la precariedad laboral- comienza a ser profundamente cuestionado. 
Ojalá que en esta ocasión, parecida por las circunstancias a la tragedia de septiembre de 2006 cuando la matanza entre cooperativistas y asalariados por el control del cerro Posokoni en la localidad de Huanuni, que devino en el cierre de 4 cooperativas y la estatización de todo ese distrito minero, además de la destitución del ministro de minería quien era nada menos que el presidente de la Fencomin, ojalá que ahora sepamos como gobierno actuar sin vacilaciones ni pactismos, mandando mensajes claros a la base laboral del cooperativismo que ha sido engañado por su dirigencia patronal, sentando claramente la posición de que somos un gobierno de los trabajadores que no permitiremos más abusos y explotación dentro de las cooperativas mineras.
¿Y qué hacer respecto a esa dirigencia patronal que controla la FENCOMIN?, ¿seguirá siendo aliada?
La dirigencia patronal deberá rendir cuentas ante la justicia por el intento desestabilizador de la democracia que ha realizado, por el atentado a la economía nacional y, fundamentalmente, por el vil secuestro, tortura y asesinato de Rodolfo Illanes. Su autoría –intelectual, material o ambas- tiene que establecerse. Pero además, hay que recortar el poderío económico de la burguesía “cooperativista”, que ya hemos visto que no vacilará un segundo en tumbar a este proceso y a Evo. Ese poderío económico se origina en su propia acumulación de capital, gracias a la explotación laboral y a la depredación de la naturaleza; pero no hay que olvidar que también esa acumulación es facilitada por las concesiones gubernamentales.
Este conflicto ha puesto en la mesa nacional de debate los siguientes temas: 1) Cuál el rol del cooperativismo minero en la economía nacional, planteando el imperativo de cernir del sistema cooperativo a las empresas capitalistas semiformales que existen a su interior. 2) La necesidad de seguir defendiendo los derechos de los trabajadores, lo que tiende un puente de reconciliación con la Central Obrera Boliviana (COB) y debe servir para acercarnos a los trabajadores de las propias cooperativas mineras, 3) La necesidad de defender la Madre Tierra, tan dañada en sus aguas y tierras por la depredación que efectúan las cooperativas en su conjunto.
Hay que honrar el sacrificio del compañero Illanes y la mejor forma es luchando por la justicia social.


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