Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
El
conflicto que se está desatando entre Chuquisaca y Santa Cruz a raíz de los
yacimientos gasíferos de Incahuasi (que empiezan a explotarse con grandes
perspectivas financieras) nos está mostrando que el nuevo Estado Plurinacional
—supuestamente nacido el 22 de enero de 2009— en los hechos nomás sigue siendo
el viejo Estado colonial —nacido el 6 de agosto de 1825—, y que no es
casualidad que en todas partes se siga celebrando este último aniversario
—tedeum incluido— y no el otro.
Una vez más asistimos a una pelea entre departamentos, que nos
recuerda otras anteriores, la más grave la que se dio entre Oruro y Potosí, la
menos grave la que sigue latente entre Cochabamba y Beni, a mitad de gravedad
aquella que hubo entre Tarija y Chuquisaca... Son peleas por límites, que casi
siempre expresan peleas por recursos más o menos valiosos. En todo caso son
conflictos entre departamentos, es decir entre porciones de territorio
definidos por el poder colonial español, y nosotros nos los seguimos tomando en
serio (y encima le aplicamos una reivindicación autonómica igualmente copiada
de España, y además mal copiada, pero éste es otro tema).
Lo
que resulta preocupante es comprobar que la vieja mentalidad colonial sigue
vigente. La propia Constitución Plurinacional no cuestiona los límites
departamentales en gran medida heredados de la Audiencia de Charcas, y que
muchas veces son caprichosos, o tal vez simplemente fruto de la ignorancia de
las autoridades charqueñas. Es posible que no tenga sentido ponerse a sustituir
la división en departamentos (ahora supuestamente autonómicos, éste es también
otro tema); pero lo que con toda seguridad no tiene sentido es que diferentes
sectores de la sociedad boliviana se peleen entre sí por recursos naturales que
nos pertenecen a todos. Y sin embargo ésa es la lógica imperante, ahora mismo
tenemos otra amenaza en Cochabamba, cuando la Alcaldía de Colomi amenaza con
oponerse a la utilización de las aguas del río Parajti por parte de las
alcaldías de la región metropolitana. Otra vez pelea por recursos naturales,
otra vez a partir de una división administrativa colonial, y otra vez con
mentalidad colonial.
¿Qué
nos está pasando? Para empezar, en lugar de preocuparnos por no seguir dañando
y expoliando a la Madre Tierra —lógica heredada de la Colonia—, de lo que nos
preocupamos es de definir a quién debe beneficiar esa expoliación. O sea, los
hijos contra la madre, y encima pelea de los hijos entre sí. ¿Es ése el sentido
del nuevo Estado Plurinacional que se plantea como horizonte el Vivir Bien? El
conflicto de Incahuasi, al igual que muchos otros, está poniendo en evidencia
que el horizonte de nuestro Estado "Plurinacional” sigue siendo el
"desarrollo” en el peor sentido de la palabra, es decir la obsesión por el
crecimiento económico, supuestamente infinito, a costa de nuestros limitados
recursos naturales, y para colmo a costa de pelearnos entre nosotros.
¿Cabe
imaginarse un fracaso mayor del actual "proceso de cambio” tan
prometedoramente definido en nuestra actual Constitución? ¿No nos alarma ver
que la tendencia dominante es destruir el espíritu comunitario y apuntar al
crecimiento del individualismo, la competencia y un desarrollismo destructor de
la Madre Tierra? ¿No es en esta misma lógica suicida la que subyace al actual
conflicto, que ya empieza a ser sangriento, planteado por los cooperativistas
mineros? ¿Vamos a esperar que se produzcan catástrofes irreversibles para poner
un freno a esa lógica? ¿Para qué tenemos —y financiamos— una Asamblea
Legislativa si no es para repensar todo esto y volver el espíritu del Estado
Plurinacional? Ustedes dirán…
El autor es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio
(CUECA) de Cochabamba
y Twitter: @escuelanfp
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