Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Ana Lizárraga
La
indignación con la que el pueblo recibió la noticia, es la misma que tengo al
ver la forma como algunos tiran por la ventana este proceso de cambio que tanto
sacrificio nos costó construir. El caso ya es conocido en todo el país: en un
ministerio muy importante estaban ordenando para su nuevo edificio compras lujosas
para la parte destinada a los “jefes”, vale decir para los despachos del
ministro y sus 4 viceministros. Alfombras iraníes e hindúes que cuestan un ojo
de la cara; escritorios, mesas de reuniones y sillones a todo dar; en fin,
cosas que parecen sacadas de una de esas revistas del “jet set” internacional y
que nos hicieron acordar de esos tiempos, que creíamos definitivamente
superados, en que los neoliberales actuaban con la misma torpeza.
El
ministerio en cuestión es el de “Economía y Finanzas Públicas”, que es nada
menos que el ente rector de los presupuestos nacionales, el que también se
encarga de recortar las demandas
institucionales y sociales, con el discurso de que “la economía boliviana no da
para estas cosas”. Tal fue el caso del segundo aguinaldo, que el propio
ministro Luis Arce anunció que esta gestión no se pagaría porque no alcanzó –dicen-
el esfuerzo de los trabajadores para lograrlo. Y entre otras cosas sobre el
tema del segundo aguinaldo, el ministro indicó que al no pagarlo se ahorran recursos
del Estado evitando de esa manera un mayor déficit fiscal.
Y a los
pocos días de hacer esos anuncios y andar por todo lado pregonando mensajes de
austeridad, sale a la luz pública la información de que en el ministerio que
conduce Luis Arce se pretendían efectuar cuantiosos pagos por cosas suntuosas (los
mencionados muebles, mesas, alfombras y cortinas) que nada de productivas tienen.
Este
lamentable caso quita credibilidad a las autoridades del área económica del
gobierno porque está vulnerando el principio de austeridad. Una austeridad que comenzó
el año 2006, cuando Evo Morales se bajó el sueldo de Bs 45.000 que ganaban antes
los presidentes, a Bs 15.000; fue un gesto que el país entero aplaudió. Pero
ahora… ¿en qué queda todo eso?
Es inútil
tratar de ocultar la basura bajo las alfombras, sean hindúes, persas o nacionales.
Este problema no se resuelve botando a la calle a dos funcionarias, porque
sencillamente el pueblo no cree que esta haya sido una metedura de pata de esas
personas. Además, como se comenta en la calle, las funcionarias que trabajan
con las autoridades “deben saber sus gustos”.
El
ministro Arce, si quiere recuperar la confianza de la ciudadanía, debe dar
muestras más que evidentes de transparencia en el manejo de su propio
ministerio. Si se les pasó la mano en cuanto a lo que deberían ser las oficinas
de los “jefes” lo mejor era hacer una abierta autocrítica pública y enmendar el
error; esto hubiera sido mejor recibido por la opinión pública y no, como se
hizo, endilgarles todo el fardo a dos mujeres para luego despedirlas, ¿acaso no
reproduce esta actitud nuevamente la visión patronal y patriarcal del mundo?
En estos
días, con la feroz campaña en las redes sociales, no sólo la imagen del
ministro ha sido terriblemente dañada, esa misma campaña mediática y digital ha
golpeado al resto del gobierno presentándolo como “derrochador”. Y es aquí
también que el gobierno debe dar señales contundentes de que no se aceptará
este tipo de conductas.
Pero
además, para colmo, lo que ha mostrado este caso es que hay un
“superministerio” que tiene un edificio propio de 18 pisos, cuando ningún otro
ministerio tiene semejante infraestructura, ¿querrá decir esto que hay una
élite financiera que se está formando en el propio gobierno?, ¿eso no es acaso
una distorsión dentro del proceso de cambio?
Si se ha
dicho constantemente que se debe fomentar la industria nacional, es censurable
que una parte importante del gobierno no cumpla este precepto. Ojalá que lo
ocurrido sirva para reorientar las compras estatales a la oferta interna.Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
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