Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Hace poco escuché un comentario de una mujer sobre lo
que a veces escribo en esta columna. A esta mujer no le parece bien que use
este espacio para comentar sentimientos ideas y opiniones que hacen a la
cotidianeidad. Nada más antifeminista que quitarle a la cotidianeidad, con sus
flores y basuras, la reflexión política que nos toca realizar. ¿Desde dónde
vamos a pensar, desde dónde vamos a expresar nuestra opinión si no es desde el
cuerpo y la vida?, y con mayor razón cuando se defiende el hecho de no ocultar
la basura bajo la alfombra de manera que se construya y no se destruya.
La Ley de Identidad de Género, promulgada el 21 de
mayo, me parece una norma que en su enunciado no expresa la profundidad de política
que tenemos en Bolivia, y más bien afirma concepciones neoliberales que desde
la despatriarcalización en nuestro país hemos dado por superadas. El género es
una cárcel que aprisiona los cuerpos para disciplinarlos y para afirmar la
jerarquía de lo masculino sobre lo femenino; dando por hecho que el cuerpo
privilegiado con la superioridad de lo masculino sobre lo femenino es el cuerpo
de los hombres. Eso es el género, una cárcel sobre los cuerpos de hombres y
mujeres, y una inferiorización de los cuerpos de las mujeres.
Los colectivos LGBT (Lesbianas, Gais, Bisexuales y
personas Transgénero) de la región, así como las organizaciones no
gubernamentales que son abiertamente queers, es decir, despolitizadores de la
sexualidad y las luchas feministas, en Bolivia y en Latinoamérica han celebrado
esta norma. Y ahora van por la Ley de Matrimonio Igualitario, como en
Argentina, dicen. Qué manera más colonialista burguesa y neoliberal de
incluirse en un sistema que siempre ha despreciado y ha atacado a indígenas, a
mujeres (especialmente empobrecidas), a maricones, lesbianas y a travestis,
entre otros.
Quiero dejar claramente establecido: estoy de acuerdo
y defiendo la autonomía de que cada quien decida llamarse como quiera, llamarse
y vestir su cuerpo como quiera vestirlo; sin embargo, lo terrible es buscar
incluirse en un sistema opresor aceptando y afirmando las cárceles del género,
a título de revolucionario. La norma debió ser una “Ley de libertad de
identidad”, y así generar una rica reflexión sobre la identidad y los cuerpos.
Y más aun tomando en cuenta que las organizaciones feministas vienen siendo
atacadas desde afuera y desde dentro de los movimientos, por el colonialismo
internacional LGBT, que manipulan los cuerpos, los sentimientos y las luchas,
cooptando a sus líderes.
Como lesbiana feminista que puso el cuerpo históricamente
en Bolivia cuando ningún gay ni ningún trans estaba dispuesto a hacerlo; como
lesbiana que nunca pidió permiso para amar, besar en público o vivir con mi
pareja; y como lesbiana que expresó su lesbianismo luchando contra el
neoliberalismo, el racismo colonial y, por supuesto, contra el machismo y el
patriarcado, llamo a la reflexión, argumentando que para redactar las leyes en
la Bolivia del proceso de cambio no basta la buena intención, se tiene que
hacer una discusión política y no hacer lo que las presiones internacionales
mandan. Se debe profundizar Ley de Identidad de Género para hacerla más
contundente, antimachista y despatriarcalizadora.
y Twitter: @escuelanfp
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