Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Esteban Ticona Alejo
Desde el miércoles, la
ciudad de La Paz cuenta con un nuevo interventor de la Empresa Pública Social
de Agua y Saneamiento (EPSAS) y con otro director de la Autoridad de
Fiscalización y Control Social de Agua Potable y Saneamiento (AAPS). Está en
sus manos lograr políticas de emergencia y paliativos hasta restablecer el
normal abastecimiento del vital elemento a los 92 barrios afectados. Sin
embargo, este error garrafal cometido por las anteriores autoridades de las
instituciones mencionadas deviene por no saber planificar y tratar de
reaccionar solo cuando el problema se presenta, a pesar de que éste se
avizoraba desde hace varios años. Desidia que nos invita a los ciudadanos de a
pie a sugerir soluciones alternativas a mediano y largo plazo.
Desde la memoria oral de
los pueblos andinos sabemos que la escasez de agua no es nueva, a la cual se ha
sumado ahora el calentamiento global. Sabemos que la clasificación occidental
de tiempo no funciona. De acuerdo con la visión andina, estamos en la lapaka o
tiempo muy seco, aunque éste se retrasó, pues el calorcito que sentimos estos
días suele llegar en la época de Todos Santos.
Nuestra Constitución
Política del Estado, en su artículo 16, parágrafo I, dice: “Toda persona tiene
derecho al agua y a la alimentación”. Y precisamente este artículo ha sido
flagrantemente violado por EPSAS y por la AAPS. ¿No le corresponde a la
Fiscalía iniciar de oficio un proceso a los responsables del racionamiento
extremo del agua? Hasta ahora ninguna autoridad jurídica se ha pronunciado al
respecto. Supongo que pretenden deslindarse de su obligación de defender a la
sociedad. Al respecto cabe recordarles que el racionamiento extremo de agua
conlleva varios riesgos, como la proliferación de enfermedades
gastrointestinales, el cólera, etc. Incluso la ciudad de Chuqiyapu marka puede
quedar con menos habitantes de los que tiene, pues, después de esta catástrofe
en la zona Sur, quedarán muy devaluados los precios de las casas y los
departamentos. ¿Quién querrá vivir en lugares donde no hay el líquido elemento,
cuyo acceso está “garantizado” por nuestra Constitución?
Hoy se habla de organizar
una cumbre del agua. Dicho evento tendrá sentido cuando se tomen políticas y
acciones concretas, pues, caso contrario, resulta inútil gastar esfuerzos y
recursos financieros. También es preciso generar políticas de cómo construir
reservorios y acceder al agua en el futuro. Hoy se piensa mucho en la labor de
los ingenieros hídricos (buscando aguas subterráneas, etc.) y eso está muy
bien; pero creo que esta labor no solo les corresponde a ellos. Los arqueólogos
también podrían dar otras luces y contribuir con soluciones diferentes a las
tradicionales. Por ejemplo recuperando la memoria oral del agua, a fin de
acceder a la tecnología desarrollada en el mundo andino que permitió a los
urus, aymaras y quechuas acceder al líquido elemento durante las sequías
prolongadas. Por caso, se podría captar agua mediante qhuchas (atajados) en la
época de lluvias. Incluso en el mundo urbano resulta imperioso aprender cómo
acopiar agua de lluvia para luego utilizarla en el consumo diario. También es
importante la educación. La Paz no debería ser la misma después de esta crisis.
Es decir, el despilfarrando de agua cotidiano, con duchas prolongadas y el
lavado de autos con mangueras, etc.; así como durante el Carnaval (época en la
que los jovencitos de la zona Sur manifiestan su violencia echando globos
mientras los adultos arman fiestas y mojasones) debe acabarse. Pero urge
también controlar el gasto de agua en las industrias y al vez forestar
Chuqiyapu marka con árboles andinos para que gasten menos agua. En fin, toda
esta tarea pasa por la educación. Umawa q’al wañkatxi, lapaka pachaxa
t’aqhisiyaruwa irpaskistu.
y Twitter: @escuelanfp
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