Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Marco
Antezana
Desde
hace tiempo se prospecta en los organismos internacionales que las futuras
guerras que genere la humanidad, serán a causa de la escasez de agua, según
algunas voces, provocada por el Proyecto científico-militar “HAARP”. Es inadmisible que ello ocurra en un planeta cuya
masa hídrica es del 75% del total de su superficie. Pero, más allá de constatar
evidencias geológicas, lo cierto es que el recurso agua está amenazado de
correr la misma suerte que en su momento corrieron la explosión demográfica, la
escasez de alimentos, el SIDA y los desastres ecológicos: ausencia de
planificación.
La
problemática acuífera tiene que liberarse de la demagogia cortoplacista de los
encuentros internacionales, eventos que soslayan el aporte científico y restan
importancia a la aplicación técnica, pretendiendo ignorar que el derecho al
agua y el derecho a la vida como derecho a la reproducción biológica, son
sinónimos.
Mencionamos
la ausencia de planificación, esto último es verdad, si analizamos
objetivamente que el mundo subdesarrollado hasta ahora no ha sido capaz de
gestar proyectos que eduquen en el uso del agua, optimizando proyectos de
acuicultura, saneamiento básico, normalización industrial, ecodesarrollo,
tributación doméstica de aguas residuales, sensibilización social, promoción de
cultura amnícola, para puntualizar algunos de los más importantes factores que
paulatinamente van constituyendo el nudo gordiano del temido futuro conflicto.
La
alerta es mayor, si consideramos la falta de información permanente acerca de
lo que implica el desarrollo sostenible – vocablos convertidos en muletilla del
discurso tecnocrático y neoliberal -, y que explica muy bien las conductas de
derroche y sobreexplotación de los recursos hídricos por parte de millones de
seres humanos que, escudados en la errónea idea de que el agua como derecho a
la vida es un recurso divino ilimitado, no imaginan que dicho recurso pueda ser
racionado, es decir, administrado dentro de un contexto de políticas de Estado
consecuentes con la sostenibilidad mencionada.
En
el caso de Bolivia, la actual coyuntura de falta de agua, me obliga a compartir
algunas reflexiones que las considero indispensable:
Resulta
urgente la construcción de una Megaplanta de potabilización a orillas del Lago
Titikaka, en su orilla más próxima a la urbe alteña, aprovechando los millones
de metros cúbicos de agua que se evaporan cada año en el espejo lacustre.
Hay
que dar inicio a proyectos de extracción acuífera de las capas freáticas, por
ejemplo en el altiplano paceño.
Hay
que generar proyectos de suministro de agua potable, a partir de la mecánica
hídrica que generan los Bofedales, tal cual como se hace en el área de Coro
Coro.
Es
necesario que el precio que la población paga mensualmente por el consumo de
agua, al no invertirse en la compra de materia prima (el agua nos proporciona
la naturaleza), sea invertido en proyectos que refinen la potabilización de la
misma, así como en reducir el porcentaje de pérdidad del agua potabilizada.
A
las empresas privadas que utilizan agua con fines comerciales (lucrativos),
tiene que aplicárseles un impuesto por dicha utilización (el IUHC: Impuesto
al Uso Hídrico Comercial), evitando su
especulación.
y Twitter: @escuelanfp
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