Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Dario Pignotti
No
aparece ni disfrazado de arlequín. Con la popularidad en vías de extinción, ya
bajó al 10 por ciento, y los escándalos golpeando la puerta de su despacho,
Michel Temer, que en los próximos días puede perder a su jefe de gabinete,
seguramente no se animará a saludar al público en los carnavales de Río de Janeiro o Salvador de Bahía, los más
concurridos de Brasil. Desde que fue
abucheado por decenas de miles de personas al inaugurar los Juegos Olímpicos en
agosto pasado en el Maracaná, Temer optó por asumirse como un presidente en las
sombras, recluido en los sigilosos palacios oficiales.
En los
últimos días se ha ocupado de neutralizar un escándalo que impactó de lleno en
el ministro Eliseu Padilha, su jefe de gabinete y antiguo socio en negocios
inconfesables de los que se tuvo noticia el viernes. La fuente que soltó esa
bomba es un “viejo amigo desde hace 50 años” del mandatario, llamado José Yunes. Este abogado, que hasta
diciembre fuera “asesor especial” de la Presidencia, declaró a varios medios
que el ministro Eliseu Padilha operó en
persona el pago de millones de reales sucios en 2014. También habló ante la
Procuraduría en el marco de la causa “Lava Jato” que investiga la telaraña de
coimas y contratos amañados en los que participaron Odebrecht y otras
constructoras. Que el ministro Padilha y Temer integraban una asociación
dedicada a fines ilegales era algo tenido por seguro por cualquier brasileño
informado, pero hasta el viernes nadie lo había declarado públicamente y con
tantos detalles como lo hizo Yunes.
Contó
hasta el tamaño del paquete, que no abrió pero contendría dinero, que recibió en su estudio jurídico de San
Pablo y luego entregó a un lugarteniente de Eduardo Cunha. ¿Se acuerdan de
Cunha? Fue presidente de la Cámara de Diputados hasta fines de 2016, evangélico,
anti dilmista al extremo y perteneciente al Partido Movimiento Democrático
Brasileño (PMDB) como Temer y el ahora malherido ministro Padilha.
Sin el
trabajo sucio, a cara descubierta, de Eduardo Cunha su correligionario Michel
Temer jamás hubiera llegado a la presidencia. La destreza de Temer para
enhebrar pactos secretos es inversamente proporcional a su popularidad, que no
la tiene ahora y jamás la tuvo: la última vez que fue candidato por las suyas
sacó 99.000 votos y obtuvo raspando un banca de diputado. Si llegó a ser vicepresidente no fue por mérito propio
sino por haberse colgado de las faldas de Dilma Rousseff, a quien secundó en la
fórmula victoriosa en 2010 y 2014. Poco después de la reelección inició su
disimulada conspiración que se tornó explícita a fines de 2015 cuando se sumó
abiertamente a la estrategia desestabilizadora.
Fue el
ex jefe de Diputados Cunha quien puso la cara y timoneó el golpe contra Dilma ,
reelecta por 54 millones de sufragios y sucedida por Temer provisoriamente el
12 de mayo pasado, y definitivamente el 31 de agosto.
Pues
bien, la denuncia del amigo de Temer puso negro sobre blanco como se obtenía y
circulaban las coimas en el PMDB. Y hasta qué grado llegaba la complicidad
entre el mandatario de facto Temer, su ministro Padilha y Cunha, preso desde el
año pasado por las evidencias aportadas por la Justicia suiza de depósitos
millonarios de origen ilícito. Desde la cárcel Cunha amenaza a Temer a través
de legisladores que le son fieles y también por vía de miembros del gabinete presidencial que son
más “cunhistas” que “temeristas”. Sí, Cunha mantiene gente de confianza en el
gabinete.
En su
condición de miembro despechado de la
“familia” del PMDB, Cunha le hace saber a su par Temer que no está dispuesto a
pagar por delitos de los que Temer sería cómplice, y avisa que si no mueve sus
influencias presidenciales para sacarlo de la prisión podría confesar, echando
mano de un instituto muy de moda cual es la “delación premiada”.
En esa
misma clave amenazadora es que funcionan las declaraciones del “viejo amigo”
Yunes, cuando dijo con un lenguaje casi mafioso que está enojado con el
ministro Padilha porque lo usó de “mula” para enviar plata mal habida. Y
después de ese manoseo, Padilha se hace el desentendido. Cuando toman estado
público estas intimidaciones (de Yunes hacia Padilha y de Cunha hacia Temer) es
porque no se respetaron los acuerdos y
cada uno busca su salvación individual.
Es en
ese contexto político-mafioso, que Padilha está a punto de perder el cargo y
convertirse en el noveno ministro que renuncia en nueve meses de gobierno de
excepción. De esos nueve al menos siete están salpicados por “Lava Jato”. Para
escapar del escándalo Padilha dijo que tendrá que operarse de la próstata y
sólo volverá a Brasilia después del Carnaval. Una coartada médica poco creíble,
quizá tan endeble como la del último ministro renunciante José Serra, quien la
semana pasada dijo que dejaba la Cancillería por dolores de espalda, que es
cierto que los tuvo, pero no parecen suficentes para tamaña decisión política.
Serra, igual que Padilha, fue denunciado por los arrepentidos en el caso Lava
Jato.
“Fuera
Temer, Fuera Temer” gritaban ayer, sin
dejar de bailar ni sonreír, unas chicas morenas, al frente de un bloque
carnavalesco en una avenida de Salvador de Bahía donde se mezclan caretas de
Donald Trump y Batman, con parejas disfrazadas de arlequines y colombinas, a
pesar del calor que no da tregua ni a las 2 de la madrugada. En Salvador, la
capital más importante del nordeste, con uno de los más altos índices de
población afrodescendiente de Brasil, los bailes callejeros son un termómetro
del ánimo popular, mucho más irreverentes que las profesionalizadas,
descafeinabas, Escolas do Samba que comienzan a desfilar hoy en el Sambódromo
de Río.

y Twitter: @escuelanfp
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