Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Con enorme dolor en el alma las Abuelas de Plaza de Mayo tenemos
que comunicar el fallecimiento de la nieta restituida Carla Graciela Rutila
Artés, a causa de un cáncer, corolario de una vida durísima. Sus restos serán
inhumados mañana, viernes 24 de febrero, a las 10, en el cementerio de la
Chacarita.
Carla nació el 28 de junio de 1975 en Miraflores, Perú. Sus
padres, Enrique Joaquín Lucas López, uruguayo, y Graciela Antonia Rutila Artés,
argentina, eran militantes políticos. La familia se mudó a Bolivia, donde
Enrique y Graciela formaron parte del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Él
fue asesinado el 19 de septiembre de 1976. Ella fue detenida junto a Carla el 2
de abril de 1976 en la ciudad de Oruro. El 29 de agosto de ese año, las
autoridades bolivianas entregaron a Graciela y a Carla a la Gendarmería
Argentina que las trasladó al centro clandestino de detención Automotores
Orletti.
Carla fue apropiada e inscripta como hija propia con el nombre de
“Gina” por el matrimonio de Amanda Cordero y Eduardo Ruffo, uno de los
represores responsables de ese centro de exterminio. Tras una nueva campaña de
Abuelas en la que se publicó la foto de la pequeña Carla, llegaron las primeras
denuncias a nuestra Asociación. Su abuela materna, Matilde Artés Company, más conocida
como “Sacha”, era actriz y militante política. Al momento del secuestro de su
hija y su nieta estaba en Cuba, desde donde se fue a España. Desde allí volvió
a nuestro país para llevar adelante el caso de su nieta junto con Abuelas.
La denuncia por la apropiación de Carla se radicó ante el Juzgado
Federal en lo Criminal y Correccional N° 5. Los apropiadores, después de un
tiempo prófugos, fueron detenidos. La verdadera identidad de Carla fue
comprobada con los análisis de sangre y en septiembre de 1985 pudo
reencontrarse con su Abuela Sacha en Tribunales, luego de que el juez le
contara la verdad a la niña. Sacha, junto a su nieta, se fueron a vivir a
España. Luego del levantamiento carapintada que trajo como consecuencia las
leyes de obediencia debida y punto final, no se sentían seguras en el país.
Desde el otro lado del Océano, con frecuencia, Carla nos escribía cartas:
“Quiero que nunca olviden que soy Carla Rutila Artes y que ustedes ayudaron a
mi abuela a encontrarme, y que gracias a ello estoy aquí”.
En 2010, después de 23 años viviendo en España, Carla volvió a la
Argentina para declarar contra su apropiador Ruffo en el juicio por los
crímenes cometidos en Automotores Orletti. Desde la restitución de su identidad
jamás había regresado al país por temor a Ruffo, quien además, de niña, la
golpeaba y abusaba de ella. Sin embargo, el nuevo escenario en materia de
justicia por los crímenes cometidos durante la última dictadura impulsó a Carla
a dar su testimonio del infierno que pasó con Ruffo, ex miembro de la Triple A
y de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Declaró con la fortaleza
que la caracterizaba, mirando a Ruffo a los ojos: “No tenía dudas de que no
aguantaría mi mirada”, diría luego de prestar su testimonio. Entonces volvió a España,
pero un tiempo después, con Ruffo tras las rejas, decidió radicarse con sus
tres hijos en la Argentina. Al viejo continente regresó una vez más a prestar
testimonio en el marco del juicio por los crímenes de Plan Cóndor impulsado en
Italia.
Con fortaleza enfrentó la enfermedad que hoy se la llevó.
Recordamos, como si fuera hoy, la inmensa alegría de volver a abrazarla luego
de tantos años.
Hasta siempre, querida Carla.
Las Abuelas de Plaza de Mayo
Nota:
En la foto Carla, junto a su familia, muestra una foto de su madre desaparecida
por la dictadura argentina
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