Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por:
Carla Espósito Guevara
La
globalización neoliberal se asentó sobre los pilares del libre comercio, la
desregularización, la apertura de los mercados nacionales, la libre circulación
de los capitales y la desterritorialización de las inversiones. En algún
momento se habló incluso del fin de los Estados nacionales y de sus fronteras y
del surgimiento de una sociedad planetaria, aunque, en efecto, siempre fue
mayor la “libre” circulación de bienes que de personas.
Celebrando
este proceso globalizador se derrumbaron con entusiasmo muros como el de
Berlín, y a su luz surgieron proceso de integración muy importantes como el de
la Unión Europea, en el que los estados nación europeos acordaron ceder
importantes funciones soberanas de sus Estados en favor de instituciones
supranacionales.
Nada
debía ser más contrario la globalización neoliberal imaginada que la
construcción de muros en las fronteras que impidan físicamente la “libre
circulación”, pero más allá de todo pronóstico las fronteras han regresado y se
han comenzado a levantar muros como no se veían desde hace tiempo. Europa cerró
sus fronteras a miles de refugiados que huían de las guerras provocadas por
ellos mismos, desafiando principio mismo del proyecto de Unión Europea: el de
la libre circulación, que generó una verdadera crisis humanitaria y el naufragio
de cientos de barcos que convirtieron el Mediterráneo en un verdadero
cementerio.
Trump
ganó las elecciones en los Estados Unidos con la promesa de deportar tres
millones de migrantes. Ni bien llegado al gobierno convocó a México para que construya
un muro entre ese país y los Estados Unidos financiado por los recursos de los
mexicanos. Días después de llegado a la Casa Blanca, emitió un decreto para
impedir también el ingreso a los Estados Unidos a ciudadanos de 6 países musulmanes
(Irán, Sudán, Libia, Somalia, Yemen e Irak), con el argumento de impedir la
entrada de “terroristas” a su país, que provocó furibundas protestas en varios
aeropuertos.
En
América del Sur, Macri, emulando las políticas migratorias del presidente
republicano, firmó el lunes pasado un polémico decreto que endurece la política
migratoria de aquel país en perjuicio de ciudadanos extranjeros, entre ellos
bolivianos, paraguayos y peruanos, vinculando la “inseguridad” con
“inmigración”.
La
instalación estos muros responde claramente a una crisis de la globalización
neoliberal, cuyo resultado más visible son miles de refugiados que huyen de las
guerras creadas por intereses geopolíticos de las grandes potencias y ejércitos
de pobres triturados por el neoliberalismo igualmente expulsados de sus países
para buscar mejores condiciones de vida.
El
retorno de las fronteras, acompañado del resurgimiento de la xenofobia, el
racismo y la criminalización de los migrantes, y la nueva ola proteccionista son
dos caras de la misma moneda y ambos son señales de que el capitalismo está
entrando en una nueva fase. Tal parece que el ciclo de la globalización neoliberal
y la libre circulación está agotado, pero ¿qué viene?
y Twitter: @escuelanfp
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