Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Rafael Puente
Pasados unos días, cabe
intentar un análisis de las novedades del tan anunciado nuevo gabinete del
presidente Evo Morales. Para empezar, sólo cambió la mitad y siguen ahí muchos
ministros harto criticados, como los de Defensa, Minería y Salud; o bien harto
improductivos, como el de Desarrollo Rural (el único ministerio en el que nunca
se avanzó nada). Otros siguen como expresión de que su desempeño resulta
visiblemente satisfactorio (al menos para el Presidente, pero evidentemente no
sólo para él), como es el caso de los ministros de Economía o de Gobierno.
En cuanto a los cambios
producidos, varios resultan intrascendentes (caso de Culturas -un plural que
hasta ahora nadie parece haber entendido-, o de Trabajo, o de Comunicaciones, o
del nuevo Ministro de Desarrollo Productivo, que ha demostrado no ser
consecuente ni con el color de su poncho). Pero es indudable que algunos
cambios sí llaman realmente la atención y merecen un análisis.
El más sorprendente es el
caso del Ministerio de la Presidencia: Juan Ramón Quintana había resultado
hasta ahora imprescindible, por lo que su destitución nos permite sospechar que
más allá de los "cárteles” y las supuestas "mentiras” habría quedado
nomás malparado, por supuesto ante la opinión pública, pero pareciera que
también ante la opinión presidencial; y si se ratifica su nombramiento como
embajador en La Habana (una suerte de exilio dorado), podremos deducir que el
viejo amigo de Banzer y posterior auxiliar súper-eficiente de Evo, realmente
debió pasarse de la raya (ahí entran el celular que se le perdió y otras
anécdotas hasta ahora no explicadas). Y todo esto hace doblemente difícil el
papel de su sucesor, el compañero René Martínez, probablemente un hombre
demasiado bueno y tranquilo para tan complicado cargo…
Luego está el caso extraño
del Ministerio de Planificación, donde un compañero capaz y procedente de las
luchas sociales ha sido sustituido por una antigua agente de Usaid; ¿algún día
lograremos entender ese cambio…? Igualmente discutible es la sustitución de la
Ministra de Medio Ambiente y Agua por un compañero que tiene sus mismas
cualidades -entiende el tema y juega limpio- y sus mismas debilidades -no es
capaz de enfrentarse con quienes ni entienden ni juegan limpio-.
¿Y Justicia? Se entiende la
destitución de la anterior ministra -que no pasó de mostrar buena voluntad,
además de excesiva obsecuencia-, pero no acaba de entenderse la designación del
nuevo ministro. ¿Será que se considera un mérito la aberración de haber
afirmado -supuestamente en pleno Estado Plurinacional- que teníamos que
aprender de los expresidentes Barrientos y Paz Zamora, lamentables expresiones
del viejo Estado neocolonial? ¿Puede ser responsable nada menos que de la
justicia un político que toma como modelos a seguir al primer militar golpista
impuesto desde Washington y a un supuesto socialdemócrata que reconocía
públicamente que en Bolivia "el verdadero palacio de gobierno está en la
Embajada de Estados Unidos” (y seguía tan pancho de presidente)? Por favor…
Pero el cambio más
preocupante es el del canciller David Choquehuanca, símbolo consecuente del
carácter indígena del actual gobierno, el primer ministro al que Evo nombró
aquella inolvidable tarde de su sorprendente triunfo, en diciembre del 2005, un
compañero que no hizo más cosas porque no lo dejaron, pero que por lo menos
mantuvo el discurso consecuente del Vivir Bien y del respeto a la Madre Tierra
-temas olvidados por casi todos los gabinetes- y que no dejaba de ser una
esperanza de reconducción de este proceso, que fue ciertamente de cambio y que
ahora se va volviendo conservador.
Cierto que su sustituto es
también un intelectual aymara, pero este dato se nos nubla cuando vemos que el
Viceministerio de Relaciones Exteriores está ocupado por una antigua
diplomática de carrera que siempre apareció como de derecha; o cuando entramos
a la Cancillería y vemos a todo el personal sorprendentemente vestido al estilo
más europeo. ¿Tendremos que decir chau a lo poco que nos quedaba de pensamiento
y estilo indígena-originario? Qué estará pensando Evo…
Miembro del Colectivo Urbano por el Cambio
(CUECA) de Cochabamba.
y Twitter: @escuelanfp
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