Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Alfredo Serrano Mancilla
"El problema es que Latinoamérica está sufriendo los efectos de un
sistema económico en cuyo centro está el dios dinero, y entonces se cae
en las políticas de exclusión. Hoy día Latinoamérica está sufriendo un fuerte embate de liberalismo económico". Esto fue lo que dijo el papa Francisco recientemente en una entrevista en El País, el pasado 22 de enero.
Este
tipo de frase ya ha dejado de sorprender a propios y extraños. El
máximo representante de la Iglesia católica nos ha venido acostumbrando
con cuestionamientos frontales al actual modelo económico capitalista.
"Esta economía mata". "Los sistemas liberales de no dan posibilidades de
trabajo". Así de contundente se expresa cada vez que expone sus ideas
económicas ante sus feligreses. No duda ni un instante en
responsabilizar al vigente orden económico dominante de la mayorías de
problemas sociales que afecta a los pueblos latinoamericanos.
Indudablemente el papa Francisco, en estos años, se ha convertido en uno
de los principales referentes ideológicos de la propuesta progresista
latinoamericana en este tiempo de ofensiva restauradora.
Precisamente
es en Ecuador el lugar donde está en juego la hipótesis del fin de
ciclo que tanto alienta la derecha en la región. ¿Qué votaría el papa
Francisco en este país? ¿Le daría su confianza a la propuesta
progresista-humanista de Lenin Moreno para que siguiera adelante con la
Revolución Ciudadana? O por el contrario, ¿apoyaría al binomio opositor
Guillermo Lasso-Cinthia Viteri para que Ecuador vuelva al eje neoliberal
latinoamericano?
El Papa jamás votaría a ningún cipayo porque él
está en contra de "aquel que vende la patria a la potencia extranjera
que le pueda dar más beneficio". Esto decanta claramente la balanza a
favor de la única propuesta que ha demostrado en los últimos diez años
haber recuperado la soberanía. Acabar con la base militar estadounidense
en Manta es el mejor ejemplo de esta forma de hacer política. Ecuador,
gracias a la gestión de Correa, ha sido capaz de recuperar soberanía en
muchos frentes. En lo económico, el cambio ha sido irrefutable a pesar
de tener que encarar actualmente una situación complicada. ¿Qué sería de Ecuador sin soberanía frente a una restricción externa tan asfixiante?
Gracias a sus avances en soberanía tributaria: el país tiene mayor
capacidad para sostener sus propias necesidades. Se ha mejorado y mucho
en soberanía energética. Se inició la auditaría de los Tratados
Bilaterales de Inversión firmados en el pasado a favor de las
transnacionales. Ecuador es cada vez más independiente, con alianzas más
diversas en este mundo multipolar, y eso le permite ser un país con voz
propia que no pide permiso a nadie para opinar ni decidir.
Al
otro lado, está la derecha ecuatoriana, con Lasso-Viteri, que se
empecinan en "abrir Ecuador al mundo". El objetivo es que vuelvan las
carabelas. Suplican que vengan desde afuera a arreglar los problemas
internos. No lo disimulan. Quieren un país subordinado. Dicho
claramente: son cipayos. Y justamente es esa la razón por lo cual el
Papa no los votaría.
En lo social, aún cabe menos duda. Lenin
Moreno propone un programa social ambicioso, Toda una vida, para
garantizar los derechos sociales desde que se nace hasta los últimos
días de vida. Esta propuesta está en la misma sintonía con las políticas
públicas inclusivas que se han venido desarrollando por la Revolución
Ciudadana. Enfrente de este paradigma, Lasso-Viteri cacarean el credo
neoliberal: achicar Estado, privatizar, mercantilizar derechos sociales.
Una suerte de sálvese quién pueda, generador de exclusión, por lo que
el Papa tampoco los votaría.
Se mire por donde se mire, el papa
Francisco elegiría a la Revolución Ciudadana, encabezada por Lenin
Moreno, para pilotar Ecuador por los próximos años. Jamás votaría a
cipayos ni por el retorno del neoliberalismo económico. Jamás votaría a
ninguna propuesta que condenara a la gente a vivir en condiciones de
pobreza. Jamás votaría por un proyecto político que expulsara
del país a sus ciudadanos tal como ocurrió en décadas pasadas. El Papa
no tendría dudas en votar por la continuidad por un proceso soberano de
cambio en favor de las mayorías.
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