Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Verónica Rocha Fuentes
Como se
sabe, nuestro sistema de representación política atravesó un extenso periodo de
descrédito y deslegitimación posterior al año 2000 y que se corona como una
crisis en 2003 que, en la lectura optimista, permitió a la ciudadanía demandar
y fortalecer nuevas formas y escenarios de participación política; y en la
lectura pesimista, puso en un aprieto histórico al sistema de partidos políticos
nacional, que hasta la fecha no ha logrado reinventarse en clave de democracia
intercultural. Esto aún a pesar de que su rol de representación de la sociedad
definitivamente no es el mismo, ni es ya protagónico, en el marco del nuevo
ordenamiento estatal y jurídico que nos plantea nuestra actual democracia
intercultural y paritaria.
También
se sabe que nuestra democracia participativa y directa, que como característica
prescinde de la mediación de organizaciones políticas, así como nuestra
democracia comunitaria, que naturalmente acude a otros mecanismos e instancias
para la toma de decisiones, han atravesado en los últimos siete años (estoy
pensando en la vigencia de la Ley del Régimen Electoral como marco jurídico que
ordena estos procesos ya existentes) por un amplio proceso de fortalecimiento
de sus actores, procesos, mecanismos y resultados, en el nuevo marco de la
construcción de una democracia intercultural.
Ese es,
de manera general, el escenario sobre el cual la democracia representativa
forja su camino en este tiempo. Flanqueada por un par de formas de democracia
que se fortalecen día a día en el marco de una nueva construcción estatal, que
gozan de buena prensa ante la ciudadanía y que generan inquietud en el mundo
académico. Y al mismo tiempo, rezagada de los tiempos históricos y políticos,
lo que la obliga a una urgente necesidad de reinvención en estos nuevos
escenarios. En cambio, los que sí han atravesado novedosos procesos, en clave
de construcción y fortalecimiento, han sido los sistemas de representación
política subnacionales (concretamente departamentales), sin dejar de lado algún
llamativo caso de estudio a nivel nacional.
Ese
desafiante y complejo escenario es una de las principales razones por las que
urge construir, con prontitud, una Ley de Organizaciones Políticas que supere
de manera definitiva la ya obsoleta normativa existente sobre el tema (la Ley
de Partidos Políticos y Ley de Agrupaciones Ciudadanas y Pueblos Indígenas); y
que pueda, con claridad contextual, incorporarse al marco normativo vigente que
ya encamina y apunta a la construcción y continuo fortalecimiento de nuestra
democracia intercultural y paritaria.
Además,
y ya como pendiente específico que corresponderá trabajar en ese proceso, lo
que se conoce como democracia paritaria (cualidad/apuesta de nuestra actual
democracia) concentra actualmente sus mayores logros y sus mejores esfuerzos en
apostar por la participación política de la mujer dentro del universo de la
democracia representativa. Ese es un tema central que debiera considerarse en
la construcción, participativa y plural, de un nuevo marco normativo para el
funcionamiento y fortalecimiento de las organizaciones políticas en nuestro
Estado Plurinacional. Se trata, pues, de una importante apuesta y un ineludible
pendiente para nuestro sistema democrático, toda vez que, se sabe, una manera
de intensificar nuestra democracia es democratizando internamente a toda
organización política que decida participar de este escenario.
Comunicadora.
Twitter: @verokam-chatka.
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios