Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Julieta Paredes
Nuestras abuelas y abuelos ya nos dijeron que la naturaleza está viva, que se mueve; y a la vez que nos nutre también nos puede destruir. Si la naturaleza está viva, así como es pródiga también se puede enojar; y entonces sufrimos las consecuencias de su enojo. Los animalitos tienen un instinto (o escucha de la tierra) que les impulsa a escapar de estos enojos, como terremotos y maremotos. Mientras que nosotros tenemos la inteligencia para cuidarnos y sobrevivir. Sin embargo, esta inteligencia y capacidad de conocimiento no nos garantiza la sobrevivencia, pues estamos más preocupados en acumular bienes que por impulsar el vivir bien.
La naturaleza se expresa; y si el año pasado tuvimos sequía, hoy tenemos agua, barro y lodo. Esa es la naturaleza, y su enojo, en muchos casos provocado por la humanidad depredadora, nos está lastimando; y a causa de ello hay mucha gente que está sufriendo. Aunque duele, lo podemos entender. Pero lo que no podemos entender es que haya gente que cause dolor a otras personas a propósito. ¡Cómo puede ser esto posible!
Me refiero a las explosiones registradas en Oruro el sábado 10 y el miércoles 13 de febrero; desgarradores y asesinos estallidos de cuerpecitos de niñas, niños, mujeres y hombres que han causado mucho dolor y muerte planificada. ¿Cuál puede ser el propósito detrás de estos atentados? No lo sé, porque no sé de funestos pensamientos y sadismos, pero siento mucho dolor por Oruro. Siento su pánico, su angustia, sus muertes y sus heridas.
Cada quien tiene su propia visión de la vida y de la política; yo voy a defender el proceso de cambio parido por todas y todos quienes somos del pueblo. El proceso de cambio es nuestra herencia para las wawas. Por eso lo cuidamos, porque creemos en la acción colectiva y no en soluciones individualistas como aquellas expresiones de que “yo cuido mi trabajo, mi familia y mi propiedad privada”. Esta visión no garantiza el vivir bien. Solo la acción colectiva, la profundización de los valores, la práctica del cuidado mutuo entre todas y todos garantizan el crecer y envejecer con una vida digna.
Por eso es que me consterna profundamente que en las redes sociales se utilicen los desastres naturales y las muertes causadas por las explosiones en Oruro para tirar basura contra el gobierno del compañero y hermano Evo Morales.
Ya sabemos que pensamos diferente, muy diferente; pero me afirma en lo que creo el ver qué clase de gente son, cómo se convierten en instrumentos de la mentira, cómo son de cínicas, y cómo se burlan del dolor de la gente humilde. Son gente destructiva, gente que no defiende ideas; que defiende prejuicios, intereses, amarguras contra la vida.
No sé qué tramaran los próximos días, pero quienes amamos la vida no nos dejaremos intimidar por su vomito de odio; seguiremos construyendo, creando y fortaleciendo nuestros sueños. Aquí estamos para honrar la vida.
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