Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Silvia
Ribeiro
Hace varios días, se filtró a la prensa un informe sobre cambio climático que está
preparando el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
(IPCC por sus siglas en inglés). Se
trata de un informe sobre los impactos del calentamiento global a 1.5o C sobre
los niveles pre-industriales. Según los
datos obtenidos por Reuters, si se sigue en el ritmo actual de emisiones, se
sobrepasará este límite ya en 2040 (tinyurl.com/yaehlbzc), lo cual conllevará
impactos graves sobre muchos países, principalmente estados islas y con costas
bajas, daños probablemente irreversibles a arrecifes de coral (que son el
primer eslabón de la cadena alimentaria marina) y derretimiento del hielo en
Groenlandia y Antártida occidental.
Aunque el informe es un borrador y el IPCC declaró que puede cambiar
luego de las revisiones a que es sometido, no van a cambiar los datos de la
ciencia, lo que podría –y debería– cambiar son las propuestas que hace el IPCC
frente a esta realidad.
El
acuerdo de París sobre cambio climático que firmaron 197 gobiernos en 2015,
estableció la meta de que el aumento del calentamiento global sea “muy por
debajo de 2o C” hasta el 2100. Con los datos revelados, hay un riesgo muy alto
de que se sobrepase esa meta mucho antes de esa fecha. La única manera de evitarlo sería que
inmediatamente se pusieran en marcha reducciones drásticas de emisiones de
gases de efecto invernadero (GEI) a nivel global. El IPCC había afirmado desde
antes la necesidad de estas reducciones, pero este informe plantea además que
habrá que remover el excedente de dióxido de carbono de la atmósfera por otros
medios, como tecnologías de geoingeniería.
El
clima planetario ya se ha calentado 1o C en promedio desde sus niveles
pre-industriales, pero en realidad, más de las tres cuartas partes ocurrió en
los últimos 50 años, debido al aumento vertiginoso de emisiones de gases de
efecto invernadero (GEI). Esas emisiones son provocadas en su mayoría por las
economías industriales basadas en combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón).
Las principales actividades emisoras son la industria de extracción y
producción de energía, el sistema alimentario agro-industrial y el crecimiento
urbano descontrolado, incluyendo los transportes que todos esos rubros
implican.
El
IPCC no está mirando ahora qué actividades causan las emisiones. Se supone que
esto ya lo hicieron en los informes de evaluación globales que elaboran
periódicamente. El más reciente es su Quinto Informe que se publicó en 2014. El
próximo será publicado en 2021.
Un
aspecto de enorme relevancia que el IPCC no considera es la desigualdad enorme
que existe sobre quiénes causan las emisiones GEI. El 10 por ciento de la
población más rica del planeta es responsable de la mitad de todas las
emisiones globales. En el otro extremo, el 50 por ciento de la población
mundial, empezando desde los más pobres, no causa ni el 10 por ciento de las
emisiones totales. El nivel medio de
emisiones generadas por una persona que forme parte del 10% más pobre de la
población mundial es 60 veces inferior al de alguien que pertenezca al 10% más
rico. (Oxfam, 2015, tinyurl.com/gnvz99r) Según Kevin Anderson, del Centro
Tyndall de investigación sobre cambio climático, si la población más rica del
planeta redujera su nivel de vida al promedio europeo, se reducirían 30% de las
emisiones de gases de efecto invernadero.
No
obstante, estos datos no son considerados por el IPCC. En general, en las
negociaciones de cambio climático –y también en el IPCC que finalmente es una
instancia no sólo técnica sino también política– hay un pacto de los gobiernos
en las regiones que más emisiones causan, para no interferir en las ganancias
de los más ricos, incluidas las transnacionales petroleras y otras que lucran
con las actividades que generan el caos climático.
En
lugar de ello, que sería lo necesario, el IPCC propone técnicas de
geoingeniería, como grandes plantaciones para bioenergía con sistemas de
captura y almacenamiento de carbono en fondos geológicos (BECCS por sus siglas
en inglés). Ya en el Quinto Informe global del IPCC, incorporaron esta técnica,
como una de las posibles “soluciones” para aminorar el calentamiento global, lo
cual motivó muchas críticas, tanto de organizaciones de la sociedad civil, como
de científicos, porque el requerimiento de tierra, agua y nutrientes de las
megaplantaciones para “bioenergía” para afectar realmente al cambio climático,
sería mayor que toda la tierra usada actualmente en agricultura. Competiría por
tanto en forma devastadora con la producción de alimentos, desplazaría
campesinos e indígenas, con fuerte impacto en la biodiversidad.
BECCS,
al igual que todas las propuestas de geoingeniería, no va nunca a las causas
del cambio climático –propone remover carbono cuando ya fue emitido– por lo que
éste seguiría en curso, generando así un negocio cautivo para quienes vendan
las tecnologías para absorber y almacenar carbono. Que casualmente a menudo son
las mismas empresas petroleras (Exxon, Shell y otras). Empresas que cómo
explicamos en un artículo anterior, tienen incluso dos de sus empleados que el
IPCC aceptó como autores de este reporte (https://tinyurl.com/y9k3xe4l).
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Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC.
y Twitter: @escuelanfp
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