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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

Bolivia y Chile en La Haya


Por: Claudio Coloma y Andrés Guzmán
Chile y Bolivia están en plena fase oral del juicio que los enfrenta en la Corte Internacional de Justicia. Lo que se busca es determinar si el primero tiene o no la obligación de negociar un acuerdo que le dé al segundo un acceso plenamente soberano al océano Pacífico. Este será un hito importante en la larga historia de desencuentros que ha separado a nuestros dos países desde 1879, e incluso antes.
El hecho de que Chile busque defender la inexistencia de dicha obligación no evitará que se haga evidente, ante los ojos del mundo, las reiteradas ocasiones en que el Estado chileno ofreció resolver el asunto marítimo boliviano a través de un arreglo negociado que considerara la cesión de soberanía.
Así, la demanda boliviana dejará establecido que, durante más de un siglo, ambos países buscaron poner fin al enclaustramiento boliviano mediante una negociación. Si esta hubiese sido exitosa, habría supuesto una modificación territorial.
Han sido numerosos los presidentes, cancilleres y embajadores chilenos que manifestaron su voluntad de alcanzar una solución con soberanía en el ámbito bilateral. Domingo Santa María González, Luis Barros Borgoño, Emilio Bello Codesido, Arturo Alessandri Palma, Luis Izquierdo, Miguel Cruchaga Tocornal, Beltrán Mathieu Andrews, Jorge Matte Gormaz, Gabriel González Videla, Horacio Walker Larraín, Manuel Trucco Gaete y hasta Augusto Pinochet Ugarte y Patricio Carvajal Prado en los años 1970 fueron algunos de ellos.
Pero también quedará como evidencia, paradójicamente, que este problema dejó de abordarse con el mismo grado de entendimiento y compromiso desde que se restablecieron los gobiernos democráticos chilenos en 1990. Es decir, aun cuando el tema fue parte de la agenda bilateral, nunca más se ofreció una solución con soberanía.
Por esta razón se generó la necesidad boliviana de reencauzar las conversaciones hacia la senda de las soluciones con soberanía, como había sido históricamente. Sobre todo a partir de la determinación conjunta de iniciar conversaciones sobre una “agenda sin exclusiones” durante el gobierno de Eduardo Frei y luego con el compromiso de “presentar, así como alcanzar soluciones concretas, factibles y útiles” respecto al tema marítimo durante la primera administración de Sebastián Piñera.
No es descabellado sostener que las probabilidades de que Bolivia gane el juicio son altas. Debemos tomar en cuenta que la fuente del Derecho Internacional que está usando quedó rotundamente validada en las excepciones preliminares y, además, los antecedentes entregados por Bolivia representan muy bien lo que se entiende como actos unilaterales de los Estados.
Aunque las expectativas de una gran parte de la población boliviana sean alcanzar una victoria judicial e iniciar raudamente las negociaciones, es preciso tener presente que la demanda, si es atendida por la Corte en todos sus términos, no resolverá el tema del enclaustramiento en forma directa.
Esto solo puede hacerse mediante una negociación, la cual no podrá iniciarse inmediatamente, sino solo dentro de lo que se entiende como el “plazo razonable”.
Dado que las autoridades chilenas ya han adelantado que no están dispuestas a aceptar “fallos creativos”, no podríamos afirmar con seguridad que estamos cerca del final.
Si la Corte fallara a favor de Bolivia pero no se lograse concretar un arreglo negociado en el corto plazo, el fallo significará igualmente un gran avance. El logro consistiría en que Chile, un país que reitera incansablemente su vocación de respeto al Derecho Internacional, cargaría con el peso de tener pendiente la obligación de negociar de buena fe un acceso soberano al mar. Con todo, la historia de las relaciones de nuestros países nos demuestra que la posibilidad de iniciar una negociación formal para alcanzar un acuerdo definitivo estará, y ha estado siempre, presente en los diversos escenarios que podamos analizar.
Cuando se abra una nueva etapa de negociación, ya sea porque la Corte así lo dictamine o porque la inercia de la historia así lo permita, entonces será el momento para que Bolivia proponga algo que realmente le interese a sus interlocutores. También será el momento para que Chile actúe en consecuencia, de buena fe y con la verdadera voluntad política para resolver este tema.
Con esto no queremos decir que uno o ambos Estados deban negociar renunciando a sus propios intereses nacionales. Todo lo contrario: se debe encontrar la fórmula que haga posible un acuerdo que beneficie y satisfaga a todas las partes que de una u otra manera podrían participar. Lo que, en teoría de la negociación, se denomina un acuerdo ganar-ganar (win-win).
Por último, debemos tomar en cuenta cómo se han enriquecido las posibilidades de solución gracias a las nuevas formas de entender el concepto de soberanía. Por ello, quienes escribimos estas líneas creemos firmemente que con pragmatismo, creatividad, voluntad política y buena fe, nuestros gobernantes —sean los actuales o los que vayan a venir— podrán resolver este problema de una vez y para siempre.
(*) Claudio Coloma: Periodista chileno, magíster en Estudios Internacionales de la Universidad de Santiago de Chile. Estudiante de doctorado en Ideología y Análisis del Discurso de la Universidad de Essex, Reino Unido.
(*) Andrés Guzmán Escobari: Economista y diplomático boliviano. Magíster en Resolución de Conflictos de la Universidad de Amsterdam, Países Bajos. Autor del libro 1879 – 2015 Un mar de promesas incumplidas. La historia del problema marítimo boliviano.

Twitter: @escuelanfp

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