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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

Las cartas de eliodoro camacho


Por: Maximo Pacheco Balanza
A principios de 2017, el arquitecto Juan Carlos Calderón, fallecido hace no mucho tiempo, donó al Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia una colección de cincuenta y dos cartas heredadas de Eliodoro Camacho por sus descendientes, y que él conservaba en su poder. La mayor parte de ellas es correspondencia familiar, veintiocho están destinadas a su esposa Adelaida, dieciséis a su hijo José María Camacho, por entonces un muchacho de catorce años, que llegaría a ser luego uno de los historiadores bolivianos más relevantes del periodo positivista y tres de las cartas las dirigió a su hermano Teodomiro. De las demás, cuatro, las intercambió con Hilarión Daza y la restante tiene como remitente a Agustín Morales.

La correspondencia familiar fue escrita por Eliodoro Camacho durante la denominada Campaña del Pacífico (1879-1880) y es un reflejo cronológico de casi toda su participación en la misma; desde su salida de Cochabamba hacia Tacna al mando del batallón Vanguardia, pasando por su larga estadía en esa ciudad hasta que se produce su traslado por vía férrea con destino a Arica y de allí a Camarones, con un salto temporal, luego, hasta el derrocamiento de Daza.Parte de esta colección fue publicada por el arquitecto Juan Carlos Calderón en separata del periódico La Prensa del 29 de marzo de 2004.

Está demás señalar que una de las razones por la que estas cartas son importantes para la historia es, precisamente, el personaje que las envió: Eliodoro Camacho, objeto tanto de halagos llevados hasta la exageración por sus seguidores que llegaron incluso a equipararlo con el Mariscal Sucre, como de los peores vituperios imaginables, provenientes de sus enemigos políticos.

Claro que un personaje como él, difícilmente hubiera pasado desapercibido para los políticos y la prensa de su época y los historiadores del futuro. Abogado, periodista, activista político desde su juventud, militante del Linarismo, militar formado en la batalla (si podemos llamar así a las conflagraciones internas que apoyaban o derrocaban presidentes), teórico y fundador del Partido Liberal, candidato a la presidencia en varias oportunidades y partícipe en vida de varias polémicas con sus enemigos los conservadores y aun con los propios militantes de su partido; cualquier cosa procedente de su pluma es, desde ya, de interés para muchos historiadores.

Sin embargo, queremos, en este breve artículo, destacar otro valor que tiene esta correspondencia en sí misma, un gran interés para quienes estudian la participación boliviana en la Guerra del Pacífico, pues en todas las cartas se encuentran referencias a movimientos de tropas, al rol de los conductores de la guerra (peruanos y bolivianos), a los combates marítimos que sigue con particular expectación y minuciosidad y, sobre todo, afloran en su mayoría una inocultable sensación de tedio, de frustración y de desencanto por la conducción de la campaña y es su valor como fuente para la historia de las mentalidades.

Sin duda, los historiadores encontrarán muchos datos para la historia política y militar, pero también una fuente inigualable para la historia social de la Guerra del Pacífico. Son pocas las fuentes históricas que nos transmiten un testimonio voluntario, una visión personal de los hechos, una memoria escrita voluntaria, como lo hace la correspondencia. A través de las cartas de Camacho, por otra parte, casi siempre lacónicas y con escasa muestras de efusividad, nos es posible acercarnos a la mentalidad del personaje y a la forma en que Camacho se veía a sí mismo, a su vida (su relación con sus hijos, su concepción del rol de la mujer y de los jóvenes y tantos otros temas), al mundo y al tiempo en que le tocó vivir; y por extensión, tenemos una visión, un pantallazo de cómo se concebían a sí mismas, cómo pensaban y en qué creían las élites que condujeron a nuestro país en el conflicto del Pacífico.

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