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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

9 de Agosto: Día internacional de los crímenes estado unidenses contra la humanidad

Iniciativa para la paz y la convivencia pacífica entre los pueblos
El sociólogo y politólogo Atilio Boron, junto al escritor y ensayista Alejo Brignole y la analista internacional Telma Luzzani, todos ellos argentinos, impulsan esta iniciativa y aquí analizan las razones por las que Estados Unidos se ha convertido en un Estado peligroso para la continuidad de la civilización y la armonía entre los pueblos.
¿Cómo o por qué surge esta iniciativa del Día Internacional?
Brignole: Por una constatación muy simple que cualquiera puede identificar si observa la realidad con una perspectiva mínimamente crítica: desde hace más de un siglo el mundo convive con un Estado cada vez más militarista que exporta destrucción, que avasalla naciones enteras, que tortura sistemáticamente a miles de seres humanos (haciéndolo en estos mismos momentos en que tenemos esta charla), desaparece opositores y obstaculiza procesos democráticos. Si hiciéramos un breve ejercicio historiográfico desde 1901 en adelante, veremos que prácticamente no existe país sobre la faz de la Tierra que no haya sufrido algún tipo de injerencia, ataque, o penetración indebida por parte de Estados Unidos. La propia historia reciente italiana es una claro ejemplo. El problema añadido es que EE.UU utiliza metodologías programáticas, incluso de alcances científicos. Una nación que edita manuales de tortura, manuales para desestabilizar gobiernos, manuales de sabotaje económico, etcétera. Y por supuesto entrena agentes en todo el mundo para consolidar crímenes individuales o genocidios focales, funcionales a su hegemonía. Esta sistematización de los recursos hegemónicos, la validación de la tortura y la puesta en marcha de centros de detención mundializados colocan a Estados Unidos en un punto implícitamente análogo al régimen nazi. Que Washington no utilice hornos crematorios o no recurra a cámaras de gas para eliminar opositores, es una cuestión del orden técnico, no moral. Las metodologías genocidas pueden ser infinitas, pero todas están contaminadas de lesa humanidad, y por tanto deben ser execradas por cualquier humanista que se precie. Aquí no hay mucho espacio para cuestiones ideológicas o de signo político. ¿Defendemos la dignidad humana o la ignoramos?  
¿Y por qué el 9 de agosto?
Boron: Se barajaron varias fechas, entre ellas el 20 de marzo, por ser el día que se concretó la segunda invasión a Irak en 2003. Una guerra claramente neocolonial y a cuenta del sector petrolero que costó un millón de vidas iraquíes. No obstante y debatiendo un poco, nos decantamos por el día en que EE.UU arrojó la segunda bomba atómica (en Nagasaki) el 9 de agosto de 1945. La aviación estadounidense diezmó a una población civil sólo para hacer una demostración de fuerza disuasoria a la Unión Soviética y al mundo, perpetrando un inexcusable crimen contra la humanidad. De todos modos la historia estadounidense del siglo XX y XXI –e incluso antes– ofrece un catálogo espeluznante de actos criminales que podrían servir como recordatorio: El bombardeo con fósforo a la ciudad de Dresde en Alemania (iniciado el 13 de febrero de 1945), la matanza de My Lai, en Vietnam (16 de marzo de 1968), las invasiones a Nicaragua, Grenada, a Haití, a República Dominicana, el Plan Cóndor para exterminar activistas sociales en Latinoamérica, o la inhumana destrucción total de Corea del Norte... El propio bloqueo a Cuba sigue siendo una medida genocida para obtener réditos políticos asfixiando a todo un pueblo. El catálogo de horrores militares y políticos de Estados Unidos es infinito. Actualmente se hallan disponibles documentos que prueban que Estados Unidos usó como cobayas humanas a la población nativa de las Islas Marshall cuando realizó las pruebas nucleares en los atolones de Bikini y Enewetak, en 1956. Pero no hace falta ir tan atrás en el tiempo. En el siglo XXI Estados Unidos ha logrado restaurar debates ya caducos, como el de la tortura como método legítimo en la dinámica civilizatoria. Esto define a la perfección el peligro que significa un Estado agresor que avasalla impunemente y marca el campo moral de una civilización, degradándola hacia el militarismo y la ley del más fuerte.
¿Cuál sería entonces el objetivo de esta efemérides?
Luzzani: Utilizar la carga simbólica de una fecha así como herramienta de reflexión humanista. Para que el mundo avance éticamente es necesario deslegitimar el discurso falsamente civilizador que se arroga Estados Unidos. Un discurso que es acompañado cómplicemente por buena parte de los países desarrollados y de líderes mundiales que se dicen democráticos y humanistas. Este dato, más que ningún otro, nos muestra la crisis moral de nuestra civilización. Existe hoy un claro retorno a la barbarie nazi maquillada de cruzada por la democracia, aunque la cosecha final siempre sean muertes, invasiones, bombardeos indiscriminados a civiles, destrucción de infraestructuras nacionales en multitud de países y centros de tortura en todos los continentes y en aguas internacionales con buques prisión. A pesar de estas evidencias, las sociedades no actúan, narcotizadas por una realidad que imponen los medios y los intereses corporativos.
También se redactó un manifiesto, una Declaración Mundial.  
Luzzani: En efecto… La Declaración Mundial Contra los Crímenes Estadounidenses a la Humanidad Una exhortación humanista y una condena colectiva para que cese el militarismo y la vulneración de los derechos humanos en todo el mundo por parte de un Estado agresor y militarmente aplastante.
¿Por qué cree que el mundo no condena explícitamente a Estados Unidos por sus acciones militares y de lesa humanidad?
Boron: Por la sencilla razón de que EE.UU es el la potencia hegemónica e que impone el esquema cultural de la civilización actual, de su economía, de su geopolítica y porque es la que detenta una superioridad militar objetiva. Estas razones tienen suficiente peso como para que los distintos universos humanos (el económico, el político, diplomático, e incluso el intelectual y social) se inclinen. Es decir, que renuncien al verdadero mandato ético de una sociedad civilizada: condenar todo atentado contra la dignidad humana y de los pueblos. Las propias Naciones Unidas son un escaparate claro de esta moral fallida. Allí es donde se consuma esta omisión flagrante de la que hablamos, pues la ONU permite todo tipo de vulneraciones estadounidenses a la sociedad global, y lo hace utilizando los mecanismos burocráticos vigentes surgidos tras la II Guerra Mundial. Esto es lo que marca nuestro deterioro como civilización y la profunda grieta moral. Lo que hoy prevalece en la convivencia internacional es la fuerza disuasoria, el militarismo y el colonialismo económico, no el derecho. Y en esta ausencia de un derecho real y efectivo es por donde se cuelan todo los horrores que hoy se cometen en nombre de la democracia y de la seguridad global, apenas excusas para legitimar la concentración de la riqueza y el expolio ecológico.
¿Quiénes adhieren a esta iniciativa?
Brignole: Mucha gente, intelectuales y premios Nobel como Pérez Esquivel, que se sumó desde la hora cero, haciendo gala de su verdadero compromiso humanista, muy coherente con su trayectoria intelectual y política. Chico Buarque, Silvio Rodríguez, el poeta cubano Roberto Fernández Retamar, o el propio Evo Morales, entre una cantidad innumerable de representantes de la cultura internacional. Tal como el filósofo italiano Gianni Vattimo, muchos acudieron a esta muy necesaria recordación de que estamos ante un Estado genocida y con una clara vocación antihumanista. Y para el que dude de ello, sólo hace falta hacer una comprobación muy sencilla: cada día desde hace décadas existe alguna noticia en donde Estados Unidos viola la legalidad internacional y los derechos humanos. La reciente orden dada por la Administración de Donald Trump para separar a los hijos de inmigrantes de sus familias nos puede dar un atisbo de la locura doctrinal en que está inmerso este mundo guiado bajo premisas estadounidenses. En este sentido, es interesante ver cómo la conmemoración de este Día Internacional funciona como un eficaz contraluz para visualizar a los verdaderamente comprometidos con la idea de un mundo mejor. También hay muchos que prefieren callar, omitir y negar, o bien incurrir en reduccionismos anestesiantes. Muchas veces, exponiendo mis razones para la conmemoración de esta fecha, he escuchado excusas de supuestos humanistas, del tipo: “no solamente EE.UU asesina” o “siempre hubo crímenes y guerras”. Sin embargo, creo que estas irresponsables justificaciones constituyen el más sólido pasaporte a la propia degradación, y con ello al de la gran familia humana, hoy convertida en rehén de una superpotencia militar sin escrúpulos que es, además, la nación que más artículos vulnera de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948.

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