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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

Tiempos intensos


Por: María Bolivia Rothe C.
El 10 de octubre se cumplieron 36 años de la recuperación de la democracia en Bolivia. Una generación entera ha nacido y vivido en democracia, ajenos los horrores de la dictadura. Es esta generación la que cumple funciones en diversos campos y oficios, haciendo mover la maquinaria de nuestro país que contribuyen, día a día a engrandecer Bolivia con su trabajo y esfuerzo.
Un tercio de estos 36 años son los años del Estado Plurinacional, los años de la dignidad, del verdadero desarrollo, de la inclusión y el reconocimiento de los derechos humanos como nunca antes. Un tercio de esta democracia que es, en realidad, el único tercio verdaderamente nuestro, porque es el tiempo en el cual decidimos nosotros, sin injerencias de ninguna clase.
Obviamente, falta mucho, porque 12 años es muy poco para darle la vuelta y cambiarle totalmente la cara a una nación, pero sería de miopes y necios, no reconocer los avances.
Y es de esos avances en el ámbito de la salud, de los que quiero hablar hoy. No solamente de las cifras que hacen la diferencia, sino principalmente, del empoderamiento del pueblo en el proceso de toma de decisiones que tienen que ver con su salud; proceso que es la clave para lograr la salud.
Todos los hechos sanitarios, son, en esencia, hechos económicos. No se puede aspirar a una buena salud si el estado no invierte en ella. Como salubrista, he pasado casi la mitad de mi vida tratando que las autoridades de turno entiendan que la salud no es gasto, es inversión en lo más preciado que tiene un país: sus habitantes, pero solo hacen 12 años que esto está claro para el gobierno, por eso se han alcanzado logros que antes fueron tan difíciles de conseguir.
Las Cumbres Departamentales por la Salud y la Vida han sido el punto culminante de esta nueva era en salud; espacios donde el pueblo se ha reunido para hacer escuchar su voz, plasmada en nueve documentos que serán vinculantes; sustrato para el diseño e implementación de el Sistema Único de Salud.
Las deliberaciones fueron intensas en 5 mesas que discutieron sobre la red de servicios, el financiamiento del SUS, la rectoría del Ministerio de Salud, la seguridad social, formación y capacitación de los recursos humanos y la política SAFCI.
Durante todos estos encuentros, hemos visto con satisfacción, la madurez política y la intuición de todas las agrupaciones y movimientos sociales que con compromiso y convicción, se dieron cita para hacer escuchar sus inquietudes y contribuir en la creación de un nuevo Sistema de Salud. Son tiempos históricos para la salud en Bolivia.
La construcción colectiva de una nueva manera de ver y entender la salud es el hecho más importante y el resultado claro de estas cumbres. Es la nueva manera de hacer país, tejiendo alianzas, reconociendo espacios comunes en la diversidad y admitiendo la necesidad de unirse para fortalecerse. Ya no más una salud ajena al sentir de los que sufren, día a día, la indiferencia de un sistema sanitario que, paradójicamente, no se centra en la salud como hecho social, sino en la enfermedad, olvidando que, más que los aspectos de la biología humana, influyen en la salud, aspectos que están por fuera de la misma, pero que la determinan.
Y es este nuevo tiempo que mis colegas deben entender; es verdad que los detalles técnicos se deberán discernir entre los especialistas, pero siempre sobre la base de lo establecido por el pueblo organizado. La medicina nos convoca a todos, profanos y académicos. Necesitamos entender que el ejercicio de la medicina ya no es un asunto elitista y que cuanto más cerca estemos los médicos de escuchar la voz del pueblo, los resultados de nuestro trabajo, uno de los oficios más hermosos pero más sacrificados, será cada vez mejor y más gratificante, en la búsqueda del vivir bien en armonía con la naturaleza.
Médica salubrista.


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