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El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

La puñalada de Lenin Moreno a la Integración Sudamericana

Por: Eloy Osvaldo Proaño
El gobierno de Lenín Moreno, uno de los cómplices más activos de las estrategias de Estados Unidos para aniquilar los organismos de integración latinoamericana y caribeña, convirtió a Ecuador en el segundo país que oficializa la decisión de suspender su participación en la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
Moreno denunció el Tratado Constitutivo de Unasur y así Ecuador se retiró del acuerdo de integración sudamericano, uniéndose al presidente colombiano Iván Duque, que el 27 de agosto de 2018 informó una decisión similar.
Una vez oficializada la separación, la sede de Unasur, que se encuentra en Quito, y cuyo inmueble fue donado por el Gobierno ecuatoriano, volverá a las manos del Estado, lo que deja sin edifico al organismo. En julio de 2018, Lenín Moreno anunció sus planes para el edificio, donde espera crear una universidad intercultural. También se retirará la estatua en honor al expresidente argentino Néstor Kirchner, en la entrada del complejo.
La escritura de donación del predio data del 15 de diciembre de 2016 y en una de sus cláusulas se estipula la devolución del inmueble cuando Ecuador denuncie el Tratado Constitutivo o abandone el grupo.
“Ecuador dejará de participar en todas las actividades y compromisos del organismo e iniciar los procedimientos internos para la denuncia del tratado”, expresó el ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, José Valencia, a su contraparte boliviana, Diego Pary, cuyo país está a cargo de la Secretaría Pro Témpore.
El 11 de marzo, cuando se cumplieron ocho años desde que el tratado entró en vigencia, el canciller José Valencia envió un oficio a su par de Bolivia, Diego Pary, quien ejerce la presidencia pro témpore de Unasur, en el que le comunicó la decisión de Ecuador de “dejar de participar en todas las actividades y compromisos de Unasur, e iniciar los procedimientos internos para denunciar el Tratado”.
Igual decisión había tomado Colombia el 10 de agosto del año pasado, con el argumento de que ese organismo se había convertido en “una caja de resonancia de Venezuela”.
De esta manera, el gobierno de Lenín Moreno se convierte en el segundo que oficializa su retiro. Desde abril de 2018, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y Perú suspendieron su participación, dejando a Venezuela, Bolivia, Guyana, Surinam y Uruguay como miembros activos.
La decisión se realiza seis meses después de que el mismo Canciller descartó públicamente que su país abandonaría el organismo durante una rueda de prensa en la que, a su vez, anunció el retiro de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). Pero, según los analistas, el auxilio financiero solicitado al Fondo Monetario Internacional (FMI) llegó condicionado al desmantelamiento de la integración regional.
Para el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, con este acto “firman la sentencia de muerte del organismo”, en momentos en que los presidentes de Chile y Colombia, Sebastián Piñera e Iván Duque, propusieron la creación de un nuevo bloque denominado Prosur, que hasta ahora no recibió mayores adherentes.
Piñera criticó que el ‘exceso’ de ideología llevó al ‘fracaso’ de Unasur y su propuesta alienta a un Prosur que siga los mandatos “¿desideologizados?” de Washington, que ha perdido influencia incluso en la Organización de Estados Americanos (OEA), obligando a los gobiernos cómplices con sus políticas injerencistas a crear el Grupo de Lima, antesala del proyecto de Prosur.
Las circunstancias políticas operadas en la región no admiten la existencia de un organismo integrista sudamericano en el cual EEUU no tenga injerencia. Ante la ausencia total de una institucionalidad que permita una mínima coordinación a los gobiernos de derecha implantados en la región ha surgido la iniciativa de sustituir a la Unasur por un nuevo organismo denominado Prosur, que no auspiciará ni promoverá la profundización de la integración regional.
Su objetivo, según palabras de los presidentes Iván Duque y Sebastián Piñera: “será un organismo de coordinación suramericana en defensa de la democracia, la separación de poderes y la economía de mercado. Prosur será un foro para el desarrollo de América del Sur, libre de ideologías y sin burocracia”. Duque fue más allá con su propuesta: no solo buscará la defensa de la democracia en la región, sino que también buscará “que termine la dictadura de Venezuela y llegue a su final Unasur, y para que también se construya un mejor escenario de cooperación con los países de la región”. 
De todas formas, el retiro de Ecuador no será inmediato ya que el artículo 24 del Tratado Constitutivo de Unasur señala que la denuncia surtirá efectos una vez transcurrido el plazo de seis meses desde la fecha en que la notificación haya sido recibida por el depositario. A su vez, la Constitución ecuatoriana de 2008 señala que las denuncias a tratados internacionales deben pasar obligatoriamente por la Asamblea Nacional, paso que Moreno quiere obviar.
Las condiciones para que la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) pueda volver a trabajar por la integración latinoamericana ya no existen: esa fue la explicación que dio Lenín Moreno en su sorpresivo anuncio. Lo que dinamitó al proyecto fue la falta de acuerdos entre sus integrantes para designar a un nuevo secretario general, en lugar del expresidente colombiano Ernesto Samper, quien terminó su gestión a principios de 2017.
Moreno, en su mensaje al país, comentó que por “varios medios” diplomáticos se buscó solucionar esta situación, pero no hubo resultados. A su juicio, el problema es que “Unasur se transformó en una plataforma política que destruyó el sueño de integración que nos vendieron”, en medio de una perorata antivenezolana.
“Algunos mandatarios irresponsables se encapricharon por nombrar a sus amigos a esa secretaría, nuevamente replicando los peores vicios del socialismo del XXI. Por eso, en la práctica, las puertas de la organización se han cerrado”, enfatizó el Presidente.
No se puede emitir una opinión sobre el futuro del Prosur. Brasil, pese a tener coincidencias ideológicas con quienes auspician esta reunión, mira con cierta reticencia esta iniciativa, ya que si el objetivo de la propuesta es cambiar un organismo por otro, basados en criterios de orden ideológico, parecería que la propuesta debería ser considerada como menor y errada.
Lo que queda en claro es que la apuesta de Colombia, Chile y Ecuador es destruir a cualquier organismo de cooperación, de coordinación política o integración regional que sea autónomo de los mandatos de Washington.

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