Ir al contenido principal

El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás

Las luchas por el feminismo campesino y popular



Por: Francisca Rodríguez

La evolución en la participación política de las mujeres del campo en América Latina está íntimamente relacionada con la rebeldía expresada en el levantamiento indígena, campesino y popular y la unidad de lucha que se construye para hacer frente al intento de celebrar, por los conquistadores, los gobiernos aliados y/o sometidos, los 500 años del descubrimiento y saqueo a nuestra América.

Durante los cinco años en que se lleva a cabo la campaña de resistencias y unidad continental de los sectores del campo y los pueblos indígenas, las mujeres marchamos a la par en este proceso que nos convocó a mirar en la historia el camino recorrido en las luchas y resistencias de nuestros pueblos, por la defensa de la tierra y los territorios como un baluarte esencial para el desarrollo de nuestra vida campesina. Esta gigantesca travesía fue ganando y levantando el espíritu de rebeldía para hacer frente a los críticos momentos que vivíamos en cada uno de nuestros países; las organizaciones fueron recuperándose y ganando la conciencia, lo que elevó su capacidad organizativa y con mayor fuerza enfrentaron la arremetida fascista de la época, que pretendía avasallarnos bajo la bota militar.

Esta etapa del proceso de lucha cuenta con el pleno accionar de las mujeres, que marcan una ruta que se va potenciando y que conlleva a que, en el segundo Congreso de la CLOC, nuestra participación y acción se hacen más visibles y nuestra voz se eleva con mayor fuerza, y adquiere mayor relevancia política, nuestras demandas y propuestas que son claras y certeras. En justicia demandamos una mayor participación en los espacios de dirección, estábamos ciertas que a esta coordinación de los movimientos del campo la paridad de género le daba una mayor connotación política y a la vez se enlazaba al proceso internacional de la Vía Campesina que se iba constituyendo como el mayor referente de sectores campesinos y de las y los trabajadores del agro.



La eficacia mostrada en la acción política de las mujeres en todo el ámbito va dando una dinámica mayor a su actuar, y no solo de las organizaciones nacionales. También se va expresando en el surgimiento de nuevas organizaciones de mujeres, que buscan desde nuestra identidad actuar conjuntamente con el movimiento campesino, generando una nueva cultura organizacional que, dando pasos significativos, vaya rompiendo con las antiguas estructuras masculinizadoras y machistas del movimiento.



El elevar la participación de las mujeres al ámbito dirigencial del movimiento en igualdad de condiciones marca un hito en la historia de los procesos organizativos. Esto nos llevó a avanzar en la construcción necesaria de una articulación continental de las mujeres del campo, con apuestas propias que se articulan con las luchas campesinas y van desarrollando y visibilizando todas sus capacidades para actuar en la política y en el ejercicio de nuestros derechos. Los procesos de formación política que hemos desarrollado desde nuestras escuelas continentales y subregionales nos han allanado el camino de la comprensión más amplia y hemos ido desde lo simple a los más complejo, en esta construcción propia de una propuesta feminista, campesina y popular encaminada a la lucha por una sociedad socialista.



Muchas y muchos aún se preguntan ¿por qué esto del feminismo campesino y popular? Para la elaboración y formulación política de nuestra concepción feminista, no podríamos afirmar que hay un convencimiento unánime en todo el movimiento, aun cuando es un acuerdo de congreso que nos compromete a todas y a todos. Pero es importante señalar que en la medida que vamos avanzando en esta construcción política, han sido muchos más los compañeros y también las propias mujeres campesinas y hermanas indígenas que van validando este pensamiento, encaminando la lucha por alcanzar una sociedad entre iguales, una sociedad sin violencia, donde la exclusión, la sumisión, la discriminación y la pobreza sean cosas del pasado y podamos vivir este paso por la vida en plenitud transitando por los caminos del buen vivir.

Nuestra identidad de mujeres del campo

Ya se cumple una década que la CLOC, el 30 de abril 2009 en Cuba, asumió que nuestra ruta política avanza por la construcción de una sociedad socialista, y nuestra advertencia desde las mujeres fue que “Sin feminismo NO habrá Socialismo”. El reto era cómo esta concepción feminista emergería desde un sector de mujeres que históricamente nos situábamos tan lejos de las posiciones feministas pero al mismo tiempo tan interpretadas por ellas.

De este modo, nuestro feminismo campesino popular se va impregnando de nuestras historias y vivencias, dándole sentido a todo el acumulado político que las mujeres hemos desarrollado y, como lo señalara en nuestra escuela continental de mujeres la compañera Iridiani Seibert, “no estamos inventando algo nuevo, sino reafirmando y profundizando nuestro caminar, el accionar histórico político, social y cultural desde nuestra identidad, desde la realidad de vida y de trabajo para la construcción de una nueva sociedad, rescatando y valorizando nuestra identidad de mujeres del campo, indígenas, afrodescendientes, pescadoras, trabajadoras rurales. Identidad que ha sido negada y desvalorizada histórica y socialmente por el patriarcado y el capitalismo”.

Desde esta mirada, vale significar estos años de debates y estudio que han sido prácticos y teóricos, donde hemos reflexionado sobre cómo el desarrollo de la conciencia social en este sistema económico, patriarcal, opresor, violento y explotador, va debilitando en todos los aspectos la conciencia de los pueblos para impedir que la luchas de clases y de masas, como un principio histórico conductor de las luchas anticapitalista y de liberación de los pueblos, sea el eje principal que una la lucha política y social de los movimientos por una sociedad solidaria, con justicia social e igualitaria, una sociedad socialista. Buscamos que los diferentes aspectos, que van rodeando nuestras formulaciones políticas y que nos van devolviendo identidad, nos lleven a valorarnos como mujeres con derechos; y ello también implica la valorización de nuestro trabajo, de nuestros saberes y cultura y del valor social y económico que esto significa para el desarrollo y el bienestar en la sociedad.

Nuestra apuesta feminista campesina y popular tiene, por tanto, una clara identidad de clase; emerge de nuestras raíces históricas y culturales, de nuestra identidad de mujeres del campo ligada profundamente a la tierra; de ahí hemos hecho el caminar trayendo al presente las luchas y a las luchadoras que nos han precedido, la elaboración teórica de las pensadoras socialistas de ayer y su acervo emancipador, antesala del feminismo histórico, de los procesos acumulados en las innumerables luchas feministas en la región y en el mundo. Se ha ido también forjando la apuesta política de la Vía Campesina por la Soberanía Alimentaria de nuestros pueblos y el pensamiento socialista con miras a las nuevas relaciones que conllevan la construcción de esta propuesta feminista desde nuestra diversidad e identidad de mujeres del campo, que es de clase y de carácter popular enfocada a la sociedad socialista a la que aspiramos.

Recorrer la historia y descubrirnos en ella desde el surgimiento de la agricultura nos ha ido entregando los elementos necesarios para el juicio político del actuar histórico del capitalismo y su instrumento clave, “el patriarcado”, cuyo poder sobre nuestras sociedades y los elementos perversos que va poniendo para obstaculizar e interrumpir los avances en la luchas de los pueblos y particularmente las luchas de las mujeres, hoy vivimos momentos intensos. Nos animan y regocijan las grandes movilizaciones de las mujeres, de las que somos parte, y que bajo las banderas feministas van ampliando el camino de las luchas emancipadoras. Nuestro reto es no perder la ruta ni nuestra identidad de clase. Derribar el capitalismo, acabar con el imperialismo ciertamente es una larga lucha que nos llama sin desmayo a continuar avanzando en la propuesta política e ideológica por un feminismo campesino y popular que nos lleve a conquistar esa sociedad socialista que anhelamos, con la certeza de que con feminismo construiremos socialismo.

Francisca Rodríguez Huerta es Presidenta de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e indígenas (ANAMURI - Chile).

Comentarios

Entradas populares de este blog

La despatriarcalización

Por: Julieta Paredes Al igual que el Seguro Universal de Salud (SUS), la despatriarcalización, como nombre para una política pública, tardó mucho, pero llegó. Entonces, en este marzo de luchas de las obreras, es necesario analizar, ¿qué es lo que realmente llegó? Fruto de una serie de movilizaciones de mujeres pertenecientes a las organizaciones sociales del proceso de cambio, se lograron algunas medidas en el Ejecutivo. Fueron movilizaciones que se realizaron a lo largo del año pasado, con encuentros departamentales. Así fue que se logró concretar un listado de demandas que más o menos se repitieron a lo largo de estos años, con algunas interesantes novedades. Entre ellas podemos señalar la exigencia del salario al trabajo doméstico y la necesidad de un espacio en el Gobierno para este sector. Algo así como un Ministerio de las Mujeres, instancia que tenga la jerarquía necesaria para efectuar las tareas que corresponden a la mitad de la población de Bolivia que somos las mu

Idiosincrasia e ideología

Por: Félix Tarqui Triguero No son posibles las revoluciones económicas sin las revoluciones culturales porque todos aquellos contenidos que constituyen el fundamento de determinada cosmovisión propia de cada nacionalidad o sociedad pueden ayudar o frenar su avance por ser una manera de pensar de cada agrupación humana, en funcion a su historia y cultura. Así nace la idiosincrasia propia de cada pueblo, sin embargo, se enfrenta a la idiosincrasia forzada o alienante que influye día a día a las grandes masas de la población mundial de manera globalizante, en ese contexto necesitamos ver que Bolivia es un país de molde capitalista y sub desarrollado (empobrecido por la clase dominante que gobernó desde 1825 exceptuando a Antonio José de Sucre, Andrés de Santa C. hasta el 2005), La ideología como el estudio de las ideas es también un proceso de construcción critica, influenciado tan pronto el individuo se encuentra inmerso en las realidades sociales, económicas, culturales

Pedro Ignacio Muiba, el héroe

Por: Homero Carvalho Oliva En 1975, mi padre, Antonio Carvalho Urey, terminó una investigación iniciada en la década de los sesenta que habría de cambiar la historia nacional. Después de muchas visitas al Archivo Nacional de Bolivia, dirigido en ese entonces por Gunnar Mendoza, extraordinario intelectual e historiador, quien le ayudó a ubicar los folios que habrían de probar toda una hazaña que da testimonio que los indígenas moxeños participaron activamente en la Guerra de la Independencia de nuestro país, al mando del cacique Pedro Ignacio Muiba. Esta investigación se publicó, primero en septiembre de 1975, en un policopiado financiado por la Universidad Técnica del Beni, en un pequeño tiraje de 200 ejemplares y luego en la famosa Biblioteca del Sesquicentenario de Bolivia. Dos años más tarde, en 1977, Antonio publicó el libro titulándolo Pedro Ignacio Muiba, el Héroe y de esa manera se reparó una injusticia histórica. En sus investigaciones, Antonio se basó, entre otros, en