Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
La producción de soja para la industria ganadera es la causa principal de la deforestación en América del Sur
Por: Xan Pereira Castro
Arde
la Amazonia brasileña. Según los últimos datos obtenidos a partir de imágenes
por satélite del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) de
Brasil, se han producido en lo que va de año hasta el 15 de agosto 33.000
incendios forestales, un 60% más frente a la media de los últimos tres años.
Los
incendios han subido aún más si tenemos en cuenta todo Brasil, el 83%, hasta
más de 70.000. Las áreas de la selva destruidas en junio fueron un 80% más que
en el mismo mes del 2018 y el aumento de la deforestación el mes pasado fue del
270% frente a julio del 2018. Estas altas cifras de fuegos y deforestación
coinciden con el inicio del mandato del Jair Bolsonaro, un gobernante que al
asumir el cargo prometió desarrollar la región amazónica para la agricultura y
la minería. Los vínculos del político ultraconservador con los terratenientes
ganaderos y agricultores son conocidos y de conocimiento público.
Los
expertos reunidos en Salvador da Bahía para la semana del clima en América
Latina, organizada por las Naciones Unidas, indicaron que Bolsonaro ha
debilitado el sistema de controles sobre la deforestación a la vez que anima a
los intereses agroindustriales y mineros a expandir en áreas protegidas de la
selva amazónica.
“Los
incendios están relacionados con las políticas antimedioambientales del
Gobierno de Bolsonaro y los datos de incendios están estrechamente relacionados
con la deforestación«, indicó Ane Alencar, del Instituto de Investigaciones
sobre Amazonia de la ciudad de Belém, que asistía al evento en Salvador.
“Podemos relacionarlo con la falta de inversión del ministerio de medio
ambiente y con las declaraciones del presidente”, añadió
La
soja arrasa la Amazonia
La
producción mundial de soja es ahora más del doble que en 1997 gracias a la
introducción de semillas genéticamente modificadas (GM) tolerantes a los
herbicidas en la década de 1990, e impulsado por la creciente demanda de
piensos para abastecer la fiebre de grandes granjas industriales que producen
gran parte de la carne y los productos lácteos del mundo.
Esta
rápida expansión se está produciendo a costa de algunos de los entornos con
mayor biodiversidad del planeta, entre otros la Amazonia, y está contribuyendo
a la creciente crisis climática y de salud pública.
Según
el último informe de Greenpeace, en Brasil, la producción de soja es ahora más
de cuatro veces la de hace dos décadas. La protección de la Amazonia brasileña
ante la expansión agrícola liderada por los cultivos de soja ha mejorado
gracias a la Moratoria de la Soja, que fue el resultado de un esfuerzo
colaborativo sin precedentes encabezado por Greenpeace y que implicó a
empresas, organizaciones de la sociedad civil y el gobierno brasileño. Sin
embargo, la industria de la soja se ha centrado ahora en convertir en tierras
cultivables enormes extensiones de sabana y bosques del Cerrado, que ha perdido
la mitad de su extensión original por culpa de la expansión de la agricultura.
El Gran Chaco —el segundo bosque más grande de América del Sur, que se extiende
por Argentina, Bolivia y Paraguay— está sufriendo también altos índices de
deforestación.
La
agricultura industrial es uno de los principales causantes de la crisis climática
mundial, siendo responsable de dos tercios de la deforestación total en América
del Sur y cuyos principales impulsores son el cultivo de soja y la ganadería.
Además, se ha denunciado que el “boom de la soja» en América del Sur está
vinculado con el acaparamiento de tierras y otras violaciones de los derechos
humanos. Pero los efectos negativos sociales y medioambientales de la
producción de soja llegan aún más lejos. En Brasil y Argentina más del 95% de
la soja es transgénica, lo que lleva emparejado el uso intensivo de herbicidas
y otros insumos químicos peligrosos.
El
uso de pesticidas por unidad de área se ha incrementado en más del 170% en
ambos países desde los años noventa. El resultado no solo son grandes terrenos
de monocultivo con una biodiversidad extremadamente reducida, sino también el
uso masivo de pesticidas con una alta probabilidad de perjudicar la salud de
los trabajadores del campo y las poblaciones que viven en las inmediaciones.
Después
de China, la Unión Europea es el segundo mayor importador de soja del mundo,
con unos 33 millones de toneladas de productos de soja al año. El principal
impulsor es el sector europeo de la ganadería industrial, pues aproximadamente
el 87% de la soja importada por la UE se destina a alimentación animal. Solo
una parte de la carne y los productos lácteos que se producen en la UE se
exportan, mientras que la mayoría se destina a satisfacer el insaciable consumo
de carne y lácteos de la región: en Europa Occidental, una persona consume de
media 85 kg de carne y 260 kg de productos lácteos al año, más del doble que la
media mundial.
Los
niveles europeos de consumo de carne y productos lácteos son motivo de
preocupación para la salud pública. En enero de 2019, un informe publicado por
The Lancet concluyó que una dieta saludable, tanto para las personas como para
el planeta, requiere “una reducción de más del 50% del consumo mundial de
alimentos no saludables —en particular la carne roja— y un aumento de más del
100% de alimentos saludables, como frutos secos, frutas, verduras y legumbres”.
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