Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Julieta Paredes Carvajal
Seducidos
por la clase media y la burguesía, en los últimos tres meses, ciertos sectores
de izquierda y de las organizaciones sociales han convertido a los y las
golpistas racistas en héroes y heroínas. Los ponen como fuente de información y
les promueven eventos solo porque estos golpistas hoy descalifican a la
presidenta Áñez. ¿Acaso no recuerdan que fueron ellos quienes la pusieron en el
Gobierno, diciendo que era para salvar a Bolivia de la dictadura de los indios?
¿Qué nos pasa, compas?
A lo largo
de los 14 años del proceso de cambio hemos visto cómo se hizo concesiones a la
burguesía y a los “clasemedieros” con el pretexto de incluir. ¿Qué hizo que nos
tragáramos ese cuento? ¿Por qué delegamos nuestra revolución a gente que se
compromete solo con sus bolsillos?
Recuerdo
que el compañero Álvaro (aunque no era el único) decía, muy entusiasta que el
proceso de cambio había “ampliado a la clase media”. Nosotras le dijimos con
mucho respeto que estaba profundamente equivocado, y que eso era
contrarrevolucionario, pues iba a producir el desclasamiento de la clase
trabajadora. Y eso fue lo que pasó. A esta manera pragmática de pensar el
proceso de cambio revolucionario se sumaron la falta de una formación política
para recuperar la memoria de las luchas de los pueblos originarios; la negación
de los aportes del Feminismo Comunitario para la despatriarcalización y la
descolonización; y la folklorización de nuestra espiritualidad, entre otros.
Todo esto contribuyó al descrédito y a la desvalorización de nuestras energías
y potencial transformador, como mujeres y hombres de nuestros pueblos en
Bolivia.
Si bien en
14 años se mejoró las condiciones de vida del pueblo trabajador y la clase
proletaria, no por eso dejamos de ser pueblo trabajador. No existe clase media
buena y clase media mala, la y el clasemedieroaspiran a ser como el burgués y
la burguesa. Y eso es lo que se hizo ideológica y políticamente desde ciertos
sectores del Gobierno, tender la cama a los y las desclasados, quienes se
convirtieron en golpistas.
Hoy
nuevamente afloran esos acomplejados que les hacen coro a oportunistas
figurones, que no tuvieron ningún escrúpulo en usar a las víctimas de Senkata
en una marcha para lavarse las manos de la sangre del pueblo. Marcha que estuvo
conformada por feministas de derecha, racistas y onegeras, que son las mismas
que vociferaban contra el gobierno de indios y bloqueaban con sus pititas,
preparando el golpe a la democracia del pueblo.
¿Qué nos pasa?, ¿no aprendimos que
somos nosotras y nosotros quienes vamos a escribir nuestro futuro? ¿Cómo así en
tres meses hemos convertido en héroes y heroínas a nuestros verdugos? Es
imprescindible reflexionar, porque estas oportunistas no lo van a hacer;
tampoco debemos esperar que se autocritiquen, siguen diciendo “fraude” sin
ninguna prueba. Siguen diciendo que había dictadura y aplauden a los milicos en
las calles. Siguen diciendo que nos matamos entre nosotras en Sacaba y Senkata.
¡Somos herederas y herederos de luchas de más de 500 años, valorémonos!
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