Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: María Bolivia Rothe
Señora presidenta:
He resuelto escribirle abiertamente,
para decirle las cosas, de cara a mi pueblo, quien está sufriendo todas sus
irresponsables decisiones.
Hoy, debo hablarle como
salubrista epidemióloga, para concentrarnos en lo verdaderamente urgente, la
pandemia del coronavirus.
Sepa usted, señora presidenta,
que los salubristas epidemiólogos estudiamos muchos años para llegar a serlo.
No es automático. Son siete años de facultad, tres de salud pública y entre dos
y tres más para ser epidemióloga. Toda una vida. Sin embargo, su amigo Navajas,
al que nombró de ministro de Salud, al igual que Cruz, al que echó, no tienen
ni la menor idea de lo que es la Salud Pública y, mucho menos, la
epidemiología. Navajas camina a tientas por un terreno que desconoce y hace que
usted vaya también de tumbo en tumbo. En esta época de pandemia esto es, cuando
menos, un crimen de lesa humanidad que pesará en sus hombros y su consciencia
(si es que la tiene), para toda su vida. Usted y su Ministro juegan con la vida
de las y los bolivianos. Aquí se puede
aplicar muy bien el refrán que reza que la ignorancia es atrevida. Criminal,
añadiría.
Ya sé que usted y yo no tenemos
nada en común. –¡Válgame Dios! – diría Ud., tan religiosa como es. Afortunadamente,
nos separan abismos. A mí me mueve mi pueblo; ese pueblo de a pie que dio su
vida y regó su sangre en la tierra para que un indio como ellos los gobierne
durante 14 años. A Ud. muévele el dinero y los cinco minutos de poder que
casualmente la vida le otorgó, al subirla en una silla presidencial que nunca
se imaginó iba a tener cerca. Es Ud. y su mandato, una horrible mueca del
destino que nosotros, los vilipendiados de siempre, pronto nos encargaremos de
revertir legalmente, urnas mediante.
Pero mientras tanto, tenemos que
ocuparnos del virus. Cada una desde donde le compete. Por eso señora, tiene que
aprender a escuchar. Debe saber que en Bolivia hay muchos colegas salubristas
de primera que estarían orgullosos de ayudarla, no porque trabajar con Ud. sea
un orgullo, sino porque los médicos que nos dedicamos a esta especialidad,
amamos servir a la gente, y si les escuchara, les daría esa hermosa
oportunidad.
Varios de ellos han publicado en
medios de comunicación y en redes sociales sus estudios. Le están hablando a gritos y usted se hace la
k’asa, la del otro viernes, la que no es con Ud. Mal, señora. Tiene que
escucharlos. Tiene que sentar a los mejores alrededor de una mesa y oírlos.
Ellos la van a ayudar a decidir. Basta de tanta soberbia. Su ministro de Gobierno
la está contagiando. No es con bala ni con arrestos que se frena al virus, es
con ciencia.
Escuche las razones científicas
por las que le venimos diciendo que las pruebas diagnósticas son cruciales para
tomar decisiones y que resulta una imbecilidad suprema reducir su aplicación
solo a quien tiene síntomas, ya que los portadores sanos del virus son los más
peligrosos y la única manera de saber que cargan el virus son las pruebas
laboratoriales; que la vigilancia activa, salva vidas; que hay que tener un
plan estudiado de salida de la cuarentena… en fin, que hay que armar esto
conociendo cómo se maneja una pandemia.
Espero que escuche y que lo haga.
Que deje de lado esa actitud de tenerlo todo controlado; que deje de seguir
insultando a la colectividad científica boliviana, posteando en Facebook fotos
de tres legos en la materia, sentados en una mesa con Ud. y los llame “comité
científico”; que se deje de ridiculeces nombrando embajadores de ciencia y
tecnología que jamás trabajaron en Bolivia; que se dejen sus ministros de
Gobierno, Defensa y Presidencia de opinar de lo que ignoran, porque lejos de
verse bien, despiertan burla, parecen ventrílocuos.
De verdad, espero por su bien que
empiece a ser seria. Tome un poquito de su tiempo y estudie las acciones y las
actitudes de sus colegas alrededor del mundo y dese cuenta que, de la conducta
de sus gobernantes, depende el desenvolvimiento de la pandemia en cada país.
Hágalo, sobre todo por los
millones de bolivianos y bolivianas a los que Ud. les mintió, diciéndoles que
tenía todo controlado y que sabía todas las respuestas. Hoy, ya toda la
población nos hemos dado cuenta que ni siquiera sabe las preguntas.
No se olvide nunca que no hay mal
que dure 100 años ni cuerpo que lo resista y que, además, gobierna por
casualidad. Usted está hasta mientras, y por lo tanto, su legitimidad y
legalidad, están en duda; el pueblo que es sabio, aunque lo subestime, le va a
cobrar cada una de las facturas, y para ese día yo estaré en Bolivia
encabezando la marcha que la llevará hacia su abismo.
Eso, delo por hecho.
Médica salubrista epidemióloga
en Twitter: @escuelanfp y en Telegram
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