Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por:
Esteban Ticona Alejo
Sin lugar a duda el coronavirus
COVID-19 ha desatado una de las crisis más severas de la sociedad capitalista
internacional. La paralización económica ocasionará múltiples impactos, según
las especificidades históricas de los distintos países. Veamos algunas ideas
que se manejaban como bandera y que hoy están cuestionadas.
La globalización, que apostaba al
capitalismo y a la libre circulación económica, cultural e incluso de las
personas está en entredicho, porque hoy se han cerrado las fronteras de los países,
ni los bloques regionales, como la Unión Europea o la Comunidad Andina,
funcionan. Cada país se ha enclaustrado, cometiendo graves violaciones a los
derechos humanos básicos.
Por ejemplo, nuestros coterráneos
están en localidad chilena de Huara, frontera con Bolivia, y no pueden ingresar
al país porque el Gobierno transitorio cerró los pasos fronterizos.
¿Cómo llamar a esta injusticia,
que vulnera uno de los derechos humanos más elementales, como es el de salir e
ingresar libremente al país de origen? Solo las dictaduras obstruían de esta
manera a sus ciudadanos indeseables.
¿Estamos en una dictadura
disfrazada de emergencia sanitaria? Las autoridades dicen que es para evitar
más contagios. ¿Acaso nuestros conciudadanos están infectados con COVID-19? Son
nuestros hermanos de origen indígena campesino que fueron expulsados por las
políticas neoliberales y que hoy quieren regresar al país.
Otro hecho internacional es la
crisis del conocimiento científico en el ámbito de la salud y la falta de respuesta
inmediata contra la pandemia citada. En los países industriales, la mayoría de
los científicos estaban más preocupados por crear productos para sus ciudadanos
ególatras, como rejuvenecedores u otros similares, que en futuras enfermedades
como la que hoy enfrentamos. Aunque se comenta que estamos atravesando una
crisis bacteriológica ocasionada por científicos al servicio del capitalismo, a
quienes no les importa la humanidad.
Hoy Estados Unidos y China se
enfrascan en acusaciones de quién es el responsable de la propagación del
COVID-19. Ya se sabrá quién o quiénes están detrás de esta pandemia corrosiva.
Se avecinan grandes
depauperaciones. Los empresarios no querrán pagar el precio de los efectos del
COVID-19 si no es a costa de los trabajadores y, sobre todo, de los ciudadanos
que no tienen ingresos fijos.
En nuestro país ya se
manifestaron los empresarios privados, diciendo que no debería haber aumento
salarial este año. Y no sería extraño que pidan una rebaja salarial entre
quienes aún conservan sus espacios laborales. Pero mirarán al Estado como a un
padre, para que les costeen sus pérdidas o les condone sus deudas e impuestos.
Es la actitud típica de aprovecharse del Estado-patrón a la que ya se recurre
nuevamente.
Actualmente hay tanta propaganda
para que nos “quedemos en casa”, ¿será que las autoridades nos quieren tanto y
por eso nos quieren cuidar? Lo único que se constata nuevamente es que el
Estado, mediante el Gobierno, las Fuerzas Armadas y la Policía quieren
controlar todo, y sus funcionarios se mueren de rabia cuando no pueden hacerlo.
El COVID-19 nos ha permitido
desmentir ese supuesto cariño del Estado a sus ciudadanos. Los Estados en el
mundo, incluido el nuestro, no están preparados para atender a sus ciudadanos
enfermos. Por eso hay tantas muertes, porque la pandemia superó la atención
calculada siempre para unos pocos y no para todos los ciudadanos.
Los casos de España, Estados
Unidos e Italia son los más dramáticos, son ejemplos reales de cómo los
enfermos no forman parte de las políticas de salud para todos.
Hay una gran lección aprendida,
precisamos comer bien para tener una mejor defensa inmunológica. Basta de
comida chatarra; debemos volcar la mirada a nuestros alimentos ancestrales,
sean andinos, amazónicos, chaqueños, u otros, pues serán una gran alternativa
para el futuro. COVID- 19 uka usuxa wali llakisiyistu. Utat jan mistupxamti,
sasaw sapxistu. Suma maq’añasawa, ukhamatwa jani usuntkañaniti.
Esteban Ticona Alejo, aymara
boliviano, es sociólogo y antropólogo.
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