Por: Julieta Paredes
Las semillas son posibilidades,
energías cargadas de esperanzas, no importa el tamaño de las semillas, su
tamaño no va a determinar la trascendencia de su existencia. Así, escondidas en
la tierra, las semillas recibieron y reciben a la madre agua que junto con la
madre tierra las cuidan y hacen crecer; algunas fuertes y pródigas, otras un
poco más débiles y otras mueren para alimentar las energías de otras. Ha
empezado un nuevo Wilka Kuti, una nueva vuelta del Sol, a veces padre a veces
madre. Este Sol, en su caminar en círculo, nos promete tener la memoria delante
para que los pasos sean más atinados, más encaminados al Vivir Bien.
Que todas y todos tengan todo,
que a nadie le falte nada, que nadie acumule, que nadie desperdicie, son
mensajes de un comienzo para el Vivir Bien de la humanidad y de la humanidad
con nuestra madre y hermana naturaleza. Es un camino que como pueblos estamos
recorriendo, la colonización ha interrumpido nuestro camino propio y ahora
tenemos que caminar también con otros y otras, que tienen buen corazón pero que
a veces se equivocan.
Machaq Mara, nuevo año, nuevo
tiempo para renovar fuerzas y para continuar la lucha. ¿Qué siempre pues
hicimos tan mal para que nos odien tanto? No entiendo a los y las bolivianos
que desprecian tanto el proceso de cambio. Parecen borrachos de odio y no
reconocen a sus hermanos, debe ser porque odian al indio que hay dentro de
ellos.
La pandemia era un momento, una
oportunidad para demostrar la capacidad intelectual, administrativa y ética de
la derecha colonialista y racista. Era el momento de actuar, según lo que dicen
ser; gente de pureza de origen —léase, no contaminados con los indios— que
garantizaría una pureza moral, por ejemplo: ellos y ellas no son ni rateros ni
narcotraficantes como los indios.
Era el momento de demostrar que
quieren un país unido y respetuoso de las diferencias. Era pues el momento de
demostrar lo sabios e inteligentes que dicen ser, porque los indios —peor las
indias— ni hablar sabemos. Era pues el momento y se aplazaron.
Carlos Mesa se fue, como un buen
titiritero, a administrar el gobierno sin hacerse ver, dando opiniones o mejor
podemos decir directrices desde bambalinas. Mesa, además de gestar el golpe,
dejó hacer y dejó pasar al gobierno golpista, sin ningún tipo de freno,
inclusive defendió a su “señora presidenta” de los ataques de los “salvajes”
masistas. Hoy es el segundo acto de su teatrito conservador e infame contra las
energías revolucionarias, corta los hilos de los títeres y dialoga directamente
con el dueño de este circo burgués colonizador y machista, los EEUU. Hoy se
pone al servicio del capital depredador de la madre tierra, depredador del
trabajo humano, depredador de la alegría de vivir con dignidad. El segundo acto
se llama “hacerse al buenito, al conciliador, al razonable” para ganar votos.
En este Wilka Kuti, como aymaras
elevamos nuestras esperanzas a las energías y sabidurías de nuestros pueblos,
que nos den las fuerzas, las palabras, las ideas para luchar y construir el
Vivir Bien en nuestros territorios. ¡Jallalla Pachamama!
Julieta Paredes
es feminista comunitaria.
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